Toral es un conservador que le
teme al ascenso al poder de un populista

Toral es un conservador que le<BR>teme al ascenso al poder de un populista

Toral es un discípulo de Joaquín  Balaguer que no apresura sus respuestas ni sus pasos.
POR LEONORA RAMÍREZ S.

Qué cosa peor que el accionar  de los partidos políticos le puede esperar a este país, le preguntó una chica ácida a Luis Toral cuando  éste defendía la preservación de los partidos para evitar el ascenso al poder de un populista.

Lo que puede llegar es el caos, le respondió el precandidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), quien se define como un representante de los sectores conservadores del país.

 El dirigente reformista, que asistió al almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio para presentar su visión de gobierno, aseguró que no pactará con ninguno de sus contrincantes, Eduardo Estrella y Amable Aristy Castro, pero si pierde apoyará al triunfador porque la unificación del PRSC es necesaria para la estabilidad del país.

Toral, de hablar bajo y rubores a flor de piel, cree que su triunfo está seguro aunque no utilice en publicidad los cuantiosos recursos que tienen sus contrincantes.

Una ensoñación

 Para un chico  ácido  Toral es un soñador, porque esperar que se  sancionara a los jueces de la Cámara de Cuentas  igual que al presidente del  Banco Mundial, Paul Wolfowitz, quien renunció   por haberle asignado un salario de lujo a una funcionaria que es su compañera sentimental, es como demasiado.

Pero la realidad es que el precandidato se siente avergonzado del Senado por haberle dado una oportunidad a esos  servidores públicos que con RD$216,000 no pueden subsidiar sus gustos burgueses.

La macro y la micro

En un gallito de pelea se convierte Toral cuando de cuestionar al gobierno se trata.

Aunque admite que en materia de la macroeconomía ha hecho maravillas, a los pobres y a la clase media no les llega nadita de nada.

  Lo que sí tienen es mucha delincuencia, criminalidad, inseguridad y desempleo, a juicio de este  discípulo de Joaquín Balaguer que no apresura sus respuestas, ni sus pasos, y su voz es tan   pausada como la del ex presidente que le  abrió un resquicio en la política y en la administración pública, en la que se desempeñó como gobernador del Banco Central.

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