Si se optara por otorgarle un premio a la justa mejor organizada y con mejores proyecciones futuras entre las diversas disciplinas que operan en el país en los niveles de menores, es casi seguro que el Torneo Nacional de Béisbol Escolar Infantil que este año realiza su IV versión con 148 equipos y 2,220 participantes de los municipios de las 31 provincias y el Distrito Nacional se llevaría la máxima distinción.
Lo primero que se debe destacar es su carácter masivo y proceso competitivo dividido en tres etapas previamente coordinadas, donde no hay cabida a la improvisación, gracias a la efectiva coordinación, apoyo logístico y técnico de la labor tripartita del Ministerio de Deportes, la Oficina de la Major League Baseball (MLB) y la Federación de Distritos Municipales.
Si bien el béisbol ostenta el rango de ser nuestro principal deporte y el más practicado a nivel nacional, de acuerdo con la opinión muy autorizada de Juan (Piñao) Ortiz, inmortal del Deporte Dominicano y estelar receptor de la Selección Nacional, nunca antes en los anales de esa disciplina se había realizado una justa con tales características donde cada niño de 11 a 12 años como requisito para inscribirse en la justa debe presentar su acta de nacimiento con una carta de su escuela o colegio firmada por su padres.
El actual torneo 2016 tiene una duración de cuatro meses, un periodo bastante prolongado para un evento infantil, el cual se inició el pasado 9 de abril y concluye con la final el 7 de agosto próximo. La serie regular tiene una duración de tres meses, cuyos partidos se juegan los días sábado y domingo. Una prueba de la intensa competición es que cada equipo está programado para 18 choques.
En la primera etapa del calendario se juega en cada provincia integrada por equipos municipales, para luego pasar a las eliminatorias regionales que empiezan una semana después de la serie regular, y de ahí se escogen los 12 equipos campeones de las provincias y el Distrito Nacional que clasifican para la final de donde sale el monarca del torneo nacional. Este año tendrá como novedad la inclusión de 148 niñas a razón de hasta dos jugadoras por cada equipo de varones.
El Ministerio de Deportes hace los mayores aportes para la realización exitosa de la actividad. Le entrega a cada conjunto un equipo de receptoría (cátcher) completo, seis guantes, tres bates y tres cascos protectores, uniforme completo a cada jugador y un juego de bases a cada comunidad. También la agencia oficial cubre los gastos de arbitraje y anotación de los partidos. La oficina de la MLB donó un millón de pesos, 200 docenas de pelotas y 2,220 gorras. El transporte y los refrigerios corren por cuenta de las alcaldías.
Nunca antes los muchachos beisbolistas de los municipios y comunidades más deprimidas se les había dado tantas facilidades para su desarrollo en la popular disciplina. Se cuentan anécdotas de estos niños en edad escolar que anteriormente jugaban de forma silvestre sin ningún tipo de ayuda y que hoy destilan felicidad y optimismo al ponerse por primera vez un uniforme de béisbol, una gorra que exhiben con orgullo con la esperanza de algún día no lejano continuar sus estudios hasta obtener un título universitario y convertirse en una figura estelar del béisbol de las Grandes Ligas.
Un gran logro de esta iniciativa de las actuales autoridades del ministerio del ramo ha sido la continuidad que ha tenido este torneo nacional escolar que cada año ha ido mejorando significativamente sus resultados. El primero se realizó en el 2013, saliendo airoso el equipo representativo de Juan de Herrera, provincia de San Juan; en el 2014 obtuvo el cetro el combinado de Tamboril, provincia de Santiago, y en el 2015 se coronó el equipo de Capotillo, del Distrito Nacional. Este año 2016 están participando 68 equipos nuevos que no habían incursionado en los años anteriores.
Reiteramos lo que afirmamos al principio de esta entrega, que en un virtual escrutinio entre los mejores torneos nacionales de diversas disciplinas, mi voto sin ambages sería para el escolar de béisbol infantil, un excelente ejemplo de organización y continuidad in crescendo.