Tortura: Obama enfrenta pesado legado de Bush

Tortura: Obama enfrenta pesado legado de Bush

WASHINGTON. Para el presidente Barack Obama, la demorada difusión de un espeluznante informe del Senado sobre interrogatorios brutales de la CIA subraya el grado en que el legado de las políticas de seguridad nacional de George W. Bush ha incidido sobre el hombre elegido para modificarlas o suprimirlas.

Mientras Obama prohibió la técnica de la simulación de asfixia y otras tácticas al asumir el cargo, su presidencia se ha preguntado durante años cómo revelar públicamente la magnitud del programa.

Aunque Obama dice haber puesto fin al debate sobre la tortura, muchos aspectos del aparato de seguridad nacional de Bush siguen inalterados, como el centro de detención en Guantánamo y los programas de vigilancia del gobierno.

Obama también ha vuelto a impulsar la intervención estadounidense en el conflicto militar en Irak y enfrenta interrogantes sobre su capacidad para poner fin a la guerra en Afganistán antes de concluir su mandato.

“Ha sido mucho más difícil que lo anticipado cambiar algunas cosas”, afirmó Ken Gude, del Centro para el Progreso Estadounidense, un grupo de investigación alineado con la Casa Blanca. “Ha habido otras áreas en las que intencionalmente no se hicieron muchos progresos”.

Para algunos antiguos funcionarios del gobierno de Bush, el desmantelamiento solo parcial del aparato de seguridad nacional de Obama justifica la necesidad de las medidas que tomaron después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.

“Cuando uno hace pronunciamientos en la campaña y después asume el cargo y conoce el alcance y magnitud del aparato de seguridad nacional tiene una perspectiva totalmente diferente”, afirmó Michael Allen, que trabajó en la Casa Blanca y el Departamento de Estado en la presidencia de Bush.

Al asumir la presidencia, Obama emitió una orden ejecutiva que prohibió a la CIA usar técnicas brutales de interrogatorio que calificó como tortura y respaldó una investigación del Senado sobre dichas prácticas.

Pero el informe difundido el martes del Comité de Inteligencia del Senado se demoró reiteradamente, en parte debido a las preocupaciones del gobierno sobre el alcance de lo que debería hacerse público y por las reacciones que pudiera causar en el exterior.

El presidente calificó el informe como un paso importante para dejar en el pasado las acciones que consideró “inconsistentes con nuestros valores como nación”. “Uno de los principios que hace excepcional a Estados Unidos es nuestra disposición a enfrentar abiertamente nuestro pasado, encarar nuestras imperfecciones, hacer cambios para mejorar”, dijo Obama en una declaración.

Admitió que “el gobierno anterior enfrentó opciones angustiosas acerca de cómo combatir a al-Qaida e impedir otros ataques terroristas a nuestro país”.

Pero después de seis años en el cargo, el presidente Obama sigue empeñado en desmantelar algunas de las medidas que implantó Bush con el pretexto de prevenir el terrorismo. Para los partidarios de Obama, la cuestión es si en los dos últimos años de su presidencia hará otros cambios significativos para desembarazarse del legado de seguridad de Bush.

“Esta será la cuestión definitoria de los dos últimos años del presidente en política de seguridad nacional”, afirmó Gude, “si realmente dejará a su sucesor una política exterior y de seguridad modificada y reformada, o si todavía seguiremos sumidos en alguno de los mismos debates que a esa altura tendrán ya quince años”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas