Touraine tenía toda la razón

Touraine tenía toda la razón

UBALDO GUZMÁN MOLINA
El sociólogo francés Alain Touraine, quien dictó una conferencia el 30 de abril del 1999 en el Banco Central, dejó entrever que el narcotráfico y la prostitución constituían dos componentes importantes de la economía dominicana. Eso pasó un poco inadvertido entre los comentaristas.

Fui el único periodista que estuvo presente durante toda esa conferencia. Su apreciación salió reseñada en el periódico HOY y comentada luego en la desaparecida revista Rumbo. Tiempo después, Touraine repitió prácticamente lo mismo en Buenos Aires, Argentina.

Sin embargo, los pontífices de la moralidad y los nacionalistas de cartón se sintieron ofendidos por el cientista francés y se rasgaron sus vestimentas, descalificándolo sin piedad. Ante tanta avalancha, Touraine se vio obligado a realizar una destemplada rectificación.

El apresamiento y la posterior extradición del presunto capo Quirino Paulino Castillo es una prueba más de que Touraine no estaba equivocado, pues prueba que el narcotráfico ha penetrado en todo el cuerpo social como un cáncer agresivo.

“El Don” se convirtió en una especie de semidiós en las provincias de San Juan y Elías Piña, haciendo favores con los pobres que hacen recordar lo que realizaba el capo Pablo Escobar en los sectores depauperados de Medellín, Colombia.

La gente se había estado haciendo de la vista gorda del avance de las drogas. Ya no sólo se ha establecido en San Francisco de Macorís, sino en diferentes ciudades del país, especialmente en Santiago.

Muchas fortunas se han levantado del negocio de las drogas, la mayoría en la complicidad del gobierno de turno. Son ricos que exhiben suntuosidad y prepotencia, y son a quienes, para algunos, hay que seguir. El honesto es un fracasado o desadaptado, mientras el que acumula recursos en la sociedad, inconscientemente, se emula y se exalta, porque es el prototipo de triunfador.

La prostitución, tanto femenina como masculina, genera sus recursos, sobre todo las que venden sus cuerpos en playas extranjeras, especialmente en Europa.

Las casas que se han construido en el país, fruto de ese trabajo realizado por mujeres en Suiza y otros países europeos, se destacan. El dinero que genera la prostitución es mucho menor que el narcotráfico, pero tiene su impacto en la economía, principalmente en los sectores más pobres rurales y urbano-marginales.

Es difícil cuantificar los aportes del narcotráfico y la prostitución a la economía dominicana, a pesar de que la evidencia demuestra que es significativo, sobre todo la primera actividad.

Las informaciones sobre los barrios marginados expresan cómo la gente es cómplice o se hace de la mirada indiferente de las operaciones de los grupos armados que controlan los puntos de drogas. Persiste un infame código del silencio.

Muchos padres incentivan a sus hijas para que marchen a Europa a trabajar en el más viejo negocio, con la esperanza de una mejoría de su estado de vida a través del envío constante de remesas.

En fin, Alan Touraine tenía la razón, pues si a la economía dominicana se le despoja del narcotráfico y la prostitución, la situación sería mucho más difícil.

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