El pívot de los Wolves anotó 62 puntos pero su equipo perdió contra los Hornets y su entrenador fue duro con actitud del equipo
Por: Juanma Rubio
Cuando uno firma una de las mayores proezas estadísticas de la historia de la NBA (62 puntos con récord de triples para un pívot: diez) lo último que espera es que, después del partido, su entrenador diga esto: “Fue una actuación defensiva repugnante, una demostración de baloncesto inmaduro.
Faltamos totalmente al respeto al juego y a nosotros mismos, y nos dieron exactamente lo que nos merecíamos. Tenemos que entender que no hemos hecho nada, que todavía no hemos conseguido nada. Tenemos que jugar todas las noches con la mentalidad adecuada, con más deseo y con mejor disposición”.
Pero eso es exactamente lo que dijo, y muy, muy enfadado, Chris Finch, el técnico de los Timberwolves después de que Karl-Anthony Towns batiera el récord de anotación de la franquicia y se convirtiera, por ejemplo, en el primer jugador que encestaba en un partido diez tiros de dos, diez triples y diez tiros libres.
Acabó con 62 puntos, 8 rebotes y 7 pérdidas. Un 21/35 en tiros de campo, un 10/15 en triples y un 10/14 en tiros libres.
Pero eso no cuenta toda la historia, y ese fue el problema para el pívot de origen dominicano y 28 años.
Y para su entrenador, que no personalizó en él pero sí dejó claro que no había ayudado la excepcional situación con se generó con semejante avalancha anotadora.
En la historia completa, los Timberwolves (que acaban de perder el liderato del Oeste, superados por los Thunder) cayeron en su pista contra uno de los peores equipos de la NBA, Charlotte Hornets (125-128).
Desperdiciaron una ventaja que era de 18 puntos casi al final del tercer cuarto (107-89) y perdieron el último parcial por un demoledor 18-36.
La mejor defensa del baloncesto de la NBA recibió 128 puntos del cuarto peor ataque, el de unos Hornets que en esos últimos doce minutos firmaron un 6/10 en triples con un 63,6% en tiros totales.