Hombres y mujeres ciegos,  con dedos amputados y otras lesiones laborales evidentes y sumidos en una espantosa miseria es el panorama que muestran los trabajadores de la caña procedentes  de ocho bateyes del Consejo Estatal del Azúcar (CEA).

A su alrededor  casi todo es engaño. Muchos de sus nombres han sido tomados por “buscadores de pensiones”, quienes les “gestionan” su retiro a cambio de dinero, denunció Jesús Núñez, dirigente de los trabajadores de la caña.

A eso se debe el que haya personas que han sido pensionados como braceros, aunque no conocen lo que es una mata de esa gramínea.

Nueva vez reclamaron que el Gobierno los pensione y mostraron a los periodistas decenas de cotizaciones que han guardado en sus casas como señal de que trabajaron para la entonces próspera industria de la caña.

Centela Yan fue en su época una de las más activas  picadoras de  caña. Vino al país en 1960 y se inició  en el ingenio Río Haina. Hoy día sus manos están semi-paralíticas, las heridas son evidentes, lo mismo que en  sus pies. Su rostro tiene las señales del paso del tiempo y de los sinsabores.

Ella también recorrió numerosos bateyes, ahora solo espera su pensión para descansar y morir en paz.

Ocallen Yacen, un anciano de 75 años, camina con esfuerzo dado que hace poco tiempo fue operado de la próstata, “como de lo que me dan, ya no tengo fuerzas para trabajar”, asegura.

Documentos en mano.  Todos quieren mostrar sus papeles, documentos que para ellos son la evidencia de sus años de trabajo en los cañaverales.

Jesús Núñez es el dirigente cañero que acompaña cada día a estos envejecientes a protestar y a exigir sus derechos en la parte frontal del Instituto Dominicano de Seguros Sociales.

“Ellos están casi todos muy enfermos, pero se resisten a morir de hambre y sin servicios médicos”, cuenta Núñez.

Las cifras de trabajadores cañeros son diversas, desde el IDSS se habla de 13,000, pero los trabajadores aseguran que son 22,000.

Cada uno de ellos parece el rostro mismo del hambre, la miseria y el abandono.

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Trabajadores

Los trabajadores aseguran que son 22,000  obreros de esa industria y que el 60% son inmigrantes haitianos a quienes trajo al país el dictador Rafael Leonidas Trujillo mediante convenio con el entonces dictador Fracois Duvalier. Eso fue en el año 1960

Sin salud

No hay hospitales para  ellos desde que se acabó la caña, aseguran los obreros del Cea, mientras se empeñan en que los periodistas conozcan sus historias de desventuras.