El jueves de la pasada semana los miembros del Comité Político del PRSC que todavía se mantienen leales a su presidente, el ingeniero Federico –Quique–Antún, sometieron al tribunal disciplinario a Víctor –Ito–Bisonó y el senador José Hazim Frapier, al igual que a otros cinco dirigentes, acusados de promover la división y actuar contra los estatutos de la organización. Al día siguiente, Bisonó y Hazim Frapier se trasladaron raudos y veloces a la Junta Central Electoral (JCE), a la que solicitaron que observe las elecciones internas que esa facción tiene previsto celebrar el próximo 17 de febrero, y le informaron que en lo adelante se representarán a sí mismos ante el organismo. Y tal y como están las cosas, todos los caminos conducen hacia el Tribunal Superior Electoral (TSE), donde todo lo que huela a oficialismo, o sea conveniente para los intereses del gobierno y el PLD, tiene garantizada ganancia de causa. Aún así, no será tan fácil como quitarle el caramelo a un niño y desentenderse de la inofensiva pataleta, pues tanto Quique Antún como su aliado, Ramón Rogelio Genao, el típico político de campo que sabe mas que todos los “pueblistas” juntos, tienen las espuelas bien largas y, sobre todo, la determinación de dos cocodrilos hambrientos (si la comparación ofende, pido excusas a la Sociedad Protectora de Animales) aferrados a su presa. Pero sea cual sea el desenlace de este nuevo pleito fratricida, de quién termine controlando el PRSC, lo cierto es que Ito Bisonó está trabajando, bien sea de manera consciente o en la condición de tonto útil, para beneficio del principal enemigo de la democracia dominicana y sus instituciones: el PLD y su voluntad de perpetuarse en el poder cueste lo que cueste y caiga quien caiga.