Trabajo infantil en Constanza y los esfuerzos para erradicarlo

<P>Trabajo infantil en Constanza y los esfuerzos para erradicarlo</P>

CONSTANZA, La Vega.- En pleno sol de medio día, Carlos, Jorgito y Esterlin verifican cada planta de repollo que no germinó para reponerla por otra. A apenas tienen 10 años los dos primeros y 11 el tercero, pero, según dicen sus patrones, sus pequeños pies hacen menos daños al terreno y la siembra.

La agricultura es la principal actividad económica de esta ciudad y los niños tradicionalmente se han dedicado a las labores agrícolas, trabajando como adultos, con pesticidas, herramientas pesadas y cortantes, bajo un sol que les mancha el rostro y les marca su futuro.

A esto es lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) le denomina “Peores formas de trabajo infantil”.

Los padres de Carlos, Jorgito y Esterlin (nombre ficticios), envían a sus hijos a la parcela e igual que los demás tutores, ven esta acción como normal. Explican que ellos nunca estudiaron y están vivos. Además, se escudan en que carecen de recursos económicos para enviar a sus vástagos a la escuela.

“Yo quisiera que mis hijos estén en la escuela, pero no tengo los medios para mandarlos a estudiar. Qué hace uno con que ellos vayan a la escuela y uno no tenga dinero para comprarles los libros, uniformes y todo eso”, sostiene Emigdio Páez, padre de Esterlin.

En 2003, un informe de la OIT, sobre “trabajo infantil agrícola en el país”, indica que la principal razón que impulsa a los niños y niñas a trabajar es la precariedad económica y que en Constanza, al igual que en el resto del país, influyen, además, los valores culturales, sociales y familiares.

Alexis Cruz, director de la Red de Erradicación del Trabajo Infantil (RETRI), en Constanza, explica que, realmente, las necesidades económicas provocan que los infantes vayan al trabajo en vez de la escuela, porque ellos generan ingresos y ayudan a alivianar la carga de sostenibilidad de sus hogares.

Pero, el daño físico y mental podría impedir el sano crecimiento de los infantes.

“Siempre que las labores les causen daños al niño o la niña, son peores formas de trabajo. En Constanza tenemos los casos de los pesticida y herramientas que utilizan para cortar ajo y cebolla, unido al sol que les da de lleno en la cara y les mancha la piel”, expone Germán Victoriano, representante de Acción por la Educación (EDUCA).

IPEC. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC, por sus siglas en inglés), de la OIT, se enfoca en tres objetivos: “Sensibilizar a los actores sociales sobre el tema y promover el compromiso para su erradicación; diseñar estrategias para erradicar el trabajo infantil; y promover la atención integral a los niños trabajadores”.

Este programa fue puesto en ejecución en Constanza en 2003 y, aunque sólo duró hasta el 2006, sentó las bases para inspirar a que la comunidad ejecutara un proyecto propio, por medio de una sinergia entre los padres y los empleadores para aunar esfuerzos de prevención y erradicación de las peores formas de trabajo.

Avance y educación. Según las estadísticas de la RETRI y EDUCA, en el año en curso sólo el 10% de los infantes trabaja en las parcelas; el 90% restante, ha sido librado del trabajo agrícola a que eran sometidos los menores antes de la implementación del IPEC, cuando más del 80% combinaba la escuela con la parcela.

La propuesta de la OIT es que para 2015 se haya erradicado las peores formas de trabajo infantil y, para 2020, se haya erradicado cualquier forma de trabajo por parte de los niños y niñas en todo el mundo.

En Constanza, para lograr ese objetivo, los organismos que trabajan en favor de los niños y niñas crearon la RETRI, desde dónde se ha elaborado una propuesta para los padres, con miras a concientizar a los adultos sobre los peligros y riesgos de los menores cuando se dedican a labores para las cuales no están aptos.

Victoriano explica que los resultados en los últimos siete años han sido excelentes, porque se ha podido reducir considerablemente la cantidad de niños, niñas y adolescentes que no iba a la escuela por estar inmerso en las labores domesticas.

“Nuestro primer objetivo es erradicar el trabajo infantil, sacar de las parcelas a esos muchachos de 7 a 14 años que trabajan. Y en segundo lugar, más importante aún,  aplicar un programa de prevención a los niños y niñas en edades de 3 a 7 años, combinado las escuelas y con salas de tareas”, indica Victoriano.

La RETRI está convencida de que las peores formas de trabajo de la niñez sólo pueden desaparecer es a través de la educación, porque a medida que el niña o la niña puede insertarse en la rutina escolar va dejando de lado el trabajo, ya que, en el informe del 2003 de la OIT, en este municipio el analfabetismo era de 33.2%.

Recursos. Los organismos que están involucrados en hacer cumplir los objetivos de la OIT son los Ministerios de Trabajo, de Educación, de la Mujer, instituciones sociales, organizaciones no gubernamentales, juntas de vecinos y la población misma.

Pero, aunque Constanza, contribuye con casi un 4% al Producto Interno Bruto del país, los recursos son limitados y la RETRI tiene que ingeniárselas para sostener el programa de prevención del trabajo infantil.

“Mucha gente en las comunidades nos prestan sus casas para que demos las salas de tarea, tratamos de recolectar recursos de donde sea, porque creemos en futuro de nuestros niños y niñas. Por eso hacemos un llamado a las autoridades para que se den la vuelta por acá y vean que si se puede”, dice Cruz.

De las parcelas al Despacho de la Primera Dama. Luis Pinales hoy tiene 23 años, su infancia la pasó en las parcelas cortando ajo y cebolla o lo que apareciera cuando se necesitaba mano de obra.

“Uno se montaba en una guagua y se iba a trabajar. Habíamos adolescentes, e incluso niños, que trabajábamos por más de ocho horas: desde las 7:00 am hasta las 5:30 pm, por un valor de 40 pesos por día y no nos daban la comida”, narra Pinales.

Pero este joven ingresó al IPEC para salir de una vida desesperante como jornalero y convertirse en estudiante de turismo en Jarabacoa, locutor y comunicador social en los medios locales; coordinador de proyectos de la Fundación Sur Futuro, ser escogido por las Naciones Unidas como joven modelo de su ciudad e invitado al Despacho de la Primera Dama.

“Los compañeros que dejaron las parcelas para estudiar han crecido profesionalmente. Pero quienes se mantuvieron trabajando en la agricultura, siguen ahí como jornaleros. Argumentan que no tuvieron recursos, pero creo que no tuvieron disposición”, considera Pinales.

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