El espectáculo montado por el gerente general Omar Minaya con el periodista Adam Rubin el lunes pasado, podría salirle como aquel dicho que reza que le salió más cara la sal que el chivo.
Minaya cuestionó groseramente al periodista del NY Daily News, Adam Rubin, quien explotó la información de que el hoy ex director de desarrollo de jugadores, Tony Bernazard, tenía una conducta inapropiada y había retado a pelear al menos a uno de los jugadores de AAA de los Mets.
El gerente dominicano señaló que las motivaciones de Rubin para redactar la noticia no eran honestas ya que éste había buscado un puesto con el equipo.
Lo que se ha generado posteriormente es una nube de críticas contra el ejecutivo de los Mets que podría terminar con su despido.
Desde el propio Daily News, hasta el NY Post, el NY Times y prácticamente todos los medios electrónicos han cuestionado la actitud de Minaya con relación al periodista.
En ningún momento Minaya disputó la veracidad de la información redactada por Rubin y lo que posteriormente sucedió.
Lo peor de todo es que el ejecutivo señaló que la investigación sobre el comportamiento de Bernazard se había iniciado antes del reporte de prensa.
Hasta la propia cadena de transmisión de los Mets, cuyo partido del lunes comenzó con retraso debido a una lluvia momentánea, aprovechó para lanzar sus dardos a Minaya, quien metió no solo la pata, sino que se tiró hasta el cuello.
Se rumora la posibilidad de un despido para Minaya, algo que no está del todo divorciado de la realidad, si se toma en consideración que esa misma prensa que hoy le cuestiona fue la que le dobló el pulso a Minaya para salir de Bernazard.
Zoom
Lo que dijo Rubin
Quiero aclarar algo. Todo lo que escribí sobre Tony Bernazard es exacto. Mis reportes fueron sólidos, se apegaron a los standards periodísticos de las fuentes y fue más allá y en ningún momento estuvieron manchados por una intención personal.
Los Mets despidieron a Bernazard el lunes luego de una investigación que demostró lo mismo que había escrito. Pero en vez de concentrarse en los horrores que Bernazard le hizo pasar a los muchachos de las menores, Minaya decidió cambiar el rumbo de la historia hacia mi. En un intento de ligar mis reportes con conversaciones ocasionales sobre posibilidades de trabajo, Minaya dejó la impresión de que dije mentiras.