Trabajo y política en el 2006

Trabajo y política en el 2006

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
El año que ahora concluye, ha determinado, con los acontecimientos de los pasados meses, lo que será el 2006 para el país, en donde un evento electoral, influirá en muchas decisiones del gobierno, empeñado a como dé lugar a modificar la correlación de fuerzas en el Congreso y en los municipios. Las perspectivas que hay es que no podría lograr esos objetivos por la actitud de la gente, aún cuando el presidente conserve una elevada tasa de aceptación.

Sin embargo, el notable repunte económico, registrado en el 2005, se consolidará en los próximos doce meses y le augurará al país un período notable de crecimiento, impulsado, no solo por la posposición a la entrada en vigencia del CAFTA-DR, sino por las condiciones internas que ha estimulado un mayor auge del turismo, de una estabilidad en la tasa de compromisos ineludibles con la onerosa deuda externa, que fue descarrilada por la administración perredeísta en una curiosa tarea de acaparar dinero, obedeciendo premisas de economistas que nunca han confiado en lo que el país puede lograr se propone superar sus crisis.

Los próximos cinco meses serán difíciles con el alud de las aspiraciones de tantos políticos buscando cargos hasta de regidores y están gastando sumas considerables de dinero, destacándose aquellos que sostienen una costosa campaña en los medios, donde el dinero nunca se les acaba; ya todo el mundo sabe, que si ganan, cómo van a recuperar el dinero invertido por él o ellos y por quienes los apoyan y patrocinan.

El país entrará en una etapa de un gasto alegre, que obligará hasta el FMI a salirse de sus normas de revisión y reclamarle a las autoridades que mantengan a raya su desbordado entusiasmo para apoyar a los candidatos del PLD y sus aliados, que se ven en desventaja después que las huestes reformistas se ayuntaron a las perredeístas en una extraña simbiosis. La misma está determinada a hacerle la vida imposible al gobierno por las ambiciones e intereses partidarios, por encima a los de la Nación, que hasta podría obligar al gobierno a cumplir con la amenaza de que aplicaría medidas impositivas por decreto, como aveces lo hizo el doctor Balaguer en sus gobiernos. Ya lo hizo dejando el recargo cambiario al posponer la entrada al TLC hasta julio.

La economía registrará los efectos de su nueva adaptación a la apertura del mercado con el ingreso, a partir de julio, de mercancías que no pagarán impuestos aduanales y permitirá que el consumidor aproveche la apertura hasta que se descubra la trampa para hacerlos más caros que los criollos, ya de por sí muy elevados por una energía cara y una voracidad fiscal, que veces no se saben los criterios para cobrar y del destino final.

El crecimiento para el próximo año vendrá determinado por la confianza de los sectores motores de la economía, con más inversiones y consolidación de lo que hasta ahora es la pieza clave para el sostenimiento, que es el turismo, en que se espera superar con creces las 60 mil habitaciones hoteleras y quizás aparezcan los temerarios y visionarios que se decidan a incursionar en las costas de Barahona, que solo tienen una belleza impresionante, pero carecen de playas adecuadas para su disfrute. Si se estimularan proyectos para el aprovechamiento de las playas de Bahía de las Aguilas serviría para cambiar el panorama de pobreza y olvido en el sur profundo.

Las relaciones con Haití podrían impactar en los propósitos de desarrollo y de crecimiento nacional; dependerá de la inteligencia y decisión de las autoridades nacionales de hacerle frente al problema, pero sin viajes imprudentes y sin deportaciones arbitrarias. La medida de la Suprema Corte de Justicia, de no reconocer el derecho a la nacionalidad a los hijos de ilegales o en tránsito, constituyó un alivio frente a tantas voces haitianófilas buscando por todos los medios a que los dominicanos se plegaran a sus exigencias, otorgando sin ton ni son miles de actas de nacimiento a los millares de haitianos nacidos en el país e hijos de ilegales.

El 2006 será un año muy interesante y movido, en que el país vivirá la desesperación de los políticos empeñados en alcanzar cargos legislativos o municipales; pero la economía, si sostiene el paso actual, permitirá todos esos desvaríos emocionales de la ciudadanía política y el país podría superar el impacto de la vigencia del TLC y a la vez consolidarse como la economía más sólida de la región, pese a todas las deficiencias que existen para no cumplir plenamente con los requisitos del acuerdo, aún cuando se ha puesto en papeles que el país estaba listo para esa aventura comercial y de desarrollo. Al final se vio la marrullería peledeísta de engrosar sus arcas con un dinero adicional a lo ya aprobado en la reforma fiscal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas