El libro del Evangelio según  San Mateo, habla de ellos, describe su fisonomía, procedencias, creencias y, sobre todo, sus  habilidades  para interpretar la astrología para seguir la  estrella de Oriente que les conduciría hasta donde había nacido el Niño Jesús, y  para llevarle regalos; de ahí que les viene el nombre de Reyes Magos.

La historia bíblica narra  el camino recorrido por los tres Reyes Magos, quienes según detalles físicos eran uno de tez blanca, otro mestizo, y el tercero de  raza negra.

Sus nombres en ese mismo orden respondían a: Melchor,   Gaspar y Baltazar.

Esta tradición, que data de miles de años,  ha ido perdiendo arraigo entre los niños, quienes hoy día ya no guardan la hermosa inocencia de creer que estos hombres con indumentarias características de Arabia, pasan por sus hogares la noche del 5 de enero para dejarles los juguetes deseados.

En la actualidad, aunque  los niños reciban sus juguetes el 6 de enero, Día de los Santos Reyes, no creen fielmente  en que estos personajes, que   relata el Evangelio libro de San Mateo, les pongan los juguetes.

La inocencia perdida. Los niños ya no creen que los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar  llegan todos los años a cada hogar en camellos para dejarles  sus juguetes.

Contrario a  años atrás, cuando los niños se dejaban envolver por la magia de la  inocencia y  recorrían cuadras  buscando hierbas de “guinea”,  ponían además agua y mentas para los Reyes y los camellos, hoy la historia es diferente.

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Qué “pedían” los Reyes Magos

Tradición de esta celebración 

Se solía dejar debajo de la cama,  para los camellos y los Reyes Magos,  agua, mentas y cigarrillo, con el fin de   agradarlos, pero hoy día los niños acuden  con sus padres a  las tiendas para adquirir los juguetes de su preferencia.