Tradiciones cristianas de la Navidad
encantan a niños de Hong Kong

Tradiciones cristianas de la Navidad <BR>encantan a niños de Hong Kong

POR RAMÓN PEDROSA LÓPEZ
HONG KONG (EFE).- En Hong Kong, donde la mayoría de sus niños residentes han nacido en la era de la tecnología, Papa Noel recibe las cartas de los más pequeños a través de correo electrónico o mensajes de texto on line.

Considerada una de las ciudades más comerciales del mundo, la ex colonia británica alberga, además de todas las tecnologías para solicitar regalos a Santa Claus, una pequeña ciudad nórdica a los pies de un rascacielos e incluso nieve, pese a que sus temperaturas no bajan de los quince grados en pleno invierno.

En la plaza del Parlamento se levanta una extravagante ciudad artificial, construida al más estilo finés, que hace las delicias de los más pequeños, que encuentran allí todas las facilidades para pedir regalos, incluido por internet que ha desplazado a la correspondencia tradicional en este mundo de la globalización.

El perfeccionismo y cosmopolitismo se completan con grandes nevadas artificiales y el paseo diario de 38 cachorros de husky siberiano, criados especialmente para lucirlos durante estas fiestas navideñas.

“Cuando no hay nieve no soy tan feliz”, manifestaba inocente, y ante las cámaras de televisión, un niño chino.

Pero una de las imágenes más impresionante de Hong Kong en Navidad son las fachadas de 18 de sus rascacielos, que han sido decoradas con enormes luces de neón que representan a Santa Claus deslizándose con un trineo o a un Rudolf (el reno de Papa Noel) de varias decenas de metros de altura.

Al caer la tarde, estos grandes edificios, que se alzan hasta 300 metros hacia el cielo, se unen en una sinfonía de luces que se ha convertido en una atracción turística en si misma, y que llena de luz el puerto de Victoria.

Espectaculares castillos de fuegos artificiales darán color a la Nochebuena y al Año Nuevo; mientras que miles de árboles de Navidad cubren ya la ciudad y la colorean de tonos rojos, blancos y verdes.

El mayor de estos árboles está situado a las puertas del edificio de estilo colonial que alberga el Consejo Legislativo, y mide nada menos que 35 metros de altura.

Los belenes más futuristas se encuentran en los centros comerciales, y el paso subterráneo situado a los pies del muelle del “Star Ferry”, el emblemático barco de madera que une Hong Kong y Kowloon desde principios de siglo, ha sido bautizado como “Paseo del Muérdago”, algo muy propio para una isla de tradición anglosajona.

A pesar de la lejanía cultural con esta celebración cristiana, las autoridades no han dudado en utilizar esta festividad para atraer turistas.

Y todo ello contando con que tan sólo medio millón de personas son cristianas en Hong Kong, poco menos del diez por ciento de la población, en su mayoría budista y de origen chino.

Esta festividad cristiana también ha servido de excusa para levantar el extravagante “Product Expo”, poco menos que la representación en la Tierra del “paraíso de las compras”.

Un total 28.000 metros cuadrados de superficie comercial, con multitud de tiendas para comprar todo lo que tenga precio y que “le tendrá felizmente ocupado durante horas”, según una publicidad de la Oficina de Turismo de Hong Kong.

Los honkonguenses tienen también su lotería particular, ya que el pasado 12 de diciembre miles de personas se jugaron en una serie de carreras de caballos, una de sus grandes pasiones, hasta 7,2 millones de dólares en premios.

Y todo esto sin una vocación religiosa o tradicional por la Navidad, ya que su verdadero año nuevo, el chino, no llegará hasta el próximo febrero, cuando volverán los regalos, las bendiciones y más compras. EFE

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