Traduciendo al español un misil  de largo alcance

Traduciendo al español un misil  de largo alcance

La nueva estrategia de los organismos internacionales en países pobres es ser humildes y diplomáticos, oír a todo el mundo y jamás crear alarmas innecesarias. Solo cuando ven las cosas muy complicadas envían un mensaje paralelo, mucho más contundente, con el fin de cuidar sus espaldas. Y eso hizo el FMI después de su última misión a puerta cerrada.   

Eso explica porqué el señor Murilo Portugal, tan pronto puso pie en Washington, envió un misil de largo alcance que retumbó muchos oídos. Traduciendo ese comunicado, es importante conocer sus generalidades:

Eliminar los subsidios generalizados y focalizarlo a los pobres.

1. Reducir drásticamente el gasto público (25 mil millones), como forma de cerrar el déficit fiscal.

2. Subir las tasas de interés y succionar el circulante, para frenar el consumo y reducir el enorme déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

3. Pero también el mensaje deja implícito que hay que realizar una nueva reforma tributaria  para aumentar los ingresos. 

En definitiva, el país no está en condiciones de reestablecer un acuerdo Stand By, ya que el ajuste seria inmenso e imposible de alcanzar. Y eso lo sabe el FMI.

Pero dejar al gobierno solo para que se reajuste es simplemente un suicidio, porque es el único responsable del desajuste que hoy tambalea nuestra economía. No quieren ahorrar dinero porque su naturaleza lo reniega ya que son expertos en gastar a manos llena para asegurarse el poder. Compraron las elecciones del 2006 y 2008 y quieren seguir comprándola en el futuro aunque sea con otra Sun Land. El nuevo Metro es necesario para financiar sus venideras campañas y seguir llenando sus bolsillos, por lo que esa obra se iniciará aunque se hunda la isla. Y si Leonel Fernández tiene que declararse tan izquierdista como Chávez para seguir consiguiendo petróleo a crédito, lo hará sin inmutarse.

Lo peor es que después de las elecciones, el gabinete se reúne casi a diario sin saber qué hacer. No convocan a nadie ni oyen a nadie. Tampoco muestran interés en nada que provenga de la sociedad civil. Y el Presidente solo le habla a la Nación, cuando está en capacidad de seguir mintiendo con estilo.

Mientras tanto, todo el peso del ajuste se lo cargan al área monetaria para seguir el derroche. Y el Banco Central, digno representante de esa política, intenta mantener una tasa de cambio artificial, como simbólico fálico de una falsa virilidad macro-económica. Para ello, coloca  descontroladamente más certificados al público (la deuda a junio ya supera los 190 mil millones), aumenta el déficit cuasi fiscal a niveles insostenibles, usa indiscriminadamente las  reservas internacionales y aumenta el encaje legal, sin darse cuenta del efecto perverso que esto tiene en toda la economía. La autoridad monetaria está recurriendo a las mismas herramientas del pasado, que hundieron a muchos bancos y a miles de empresas. Pero la paciencia del pueblo tiene un límite que los gobernantes jamás deben olvidar.

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