Tráfico de órganos: mitos y realidades

Tráfico de órganos: mitos y realidades

Al inicio del siglo pasado cuando Jaboulay y Carrel desarrollaron la técnica para realizar anastomosis vasculares se despertó la idea de reemplazar órganos fallidos con un trasplante. Jaboulay realizó el primer intento en 1906 en dos pacientes con fallo renal. Uno recibió un riñón de un chivo y el otro de un cerdo. Los dos trasplantes fallaron y los pacientes murieron. El primer uso de un riñón humano fue en el 1936 cuando Voronoy en Ucrania hizo varios trasplantes en pacientes que intentaron suicidarse tomando mercurio. Todos fallaron pues los trasplantes se realizaron muchas horas después de haber extraído los riñones y sin ningún tipo de preservación. Algo parecido pasó aquí con el primer intento realizado por el Dr. Yunén en el 1970 cuando el riñón usado fue obtenido en la morgue de una paciente que había fallecido después de un legrado y trasplantado muchas horas después de su muerte.
No fue hasta el 1954, que utilizando mellizos idénticos para obviar el rechazo inmunológico, el Dr. Murray y su equipo en Boston reportaron los primeros trasplantes de riñón exitosos del mundo. Con los avances en la preservación de órganos y el descubrimiento de drogas inmunosupresoras, al igual que la aceptación de muerte cerebral se abrieron las puertas para el trasplante de órganos provenientes de cualquier donante, vivo o cadavérico. Pronto siguieron trasplantes de páncreas, hígado y corazón. La escasez de órganos se ha convertido en el problema principal en el campo de trasplante. En los Estados Unidos la lista de espera tiene más de 120,000 pacientes y cada diez minutos un paciente nuevo ingresa a la lista. Al mismo tiempo unos 22 pacientes mueren cada día esperando por un órgano. Esta enorme necesidad por órganos, combinada con la gran desigualdad económica de la población mundial ha creado un comercio de trasplantes que muy pocos países han escapado de esta práctica ilícita. Irán es el único país donde el comercio de riñones es legal y controlado por el Estado.
En la década de los ochenta surgieron muchos rumores de personas que despertaban en una bañera llena de hielo y una cicatriz en el costado con una nota en la mano diciendo que se le había extraído un riñón. Estos rumores nunca comprobados se convirtieron en leyenda que se repetía de vez en cuando. El problema actual es diferente y real. La trata de personas no es solo con fines sexuales o de trabajo forzado, existe hoy una nueva categoría que es la trata de personas para fines de tráfico de órganos que genera millones de dólares al año. Este problema es bien conocido por las Naciones Unidas y la comunidad internacional. La donación involuntaria de órganos se produce en varias formas. Una de las más viejas ocurre en la China desde el 1984 donde a prisioneros ejecutados se les extraen los órganos para trasplante. Esta práctica en China, donde la mayoría de prisioneros no son criminales sino prisioneros por razones ideológicas y/o religiosas ha permitido que se realice un gran número de trasplantes generando mucho dinero, pagado por turistas de trasplantes. En América Latina, Asia y otros países tercermundistas se han descubierto casos de donaciones pagadas y forzadas y en el peor de los casos donde la extracción de los órganos vitales es la causa de muerte de la persona. Recordemos que después del terremoto en Haití, el Primer Ministro haitiano reconoció que niños huérfanos por el terremoto desaparecieron en manos de criminales para el tráfico de órganos. Recientemente, el pasado mes de julio, 23 personas fueron arrestadas en Italia con más de medio millón de euros obtenidos con la venta de emigrantes que no podían pagar el dinero demandado por el peaje de entrada a Europa. Estos emigrantes fueron vendidos a criminales para ser usados como donantes de órganos y los órganos fueron después trasladados a Egipto para ser trasplantados. El reciente caso de la niña desaparecida en nuestro país, que uno de los implicados en su rapto declaró que el objetivo fue el tráfico de órganos, y que una clínica en el Santo Domingo Este participó en la operación criminal, es preocupante y debe ser bien investigado para descartar esta posibilidad. Es verdad que es una cirugía compleja en la que participa un gran número de profesionales y no se puede hacer en la mesa del comedor de tu casa, pero también es verdad que existen profesionales criminales que actúan como mercenarios en pequeños grupos capaces de realizar dicha operación en una casa habilitada para estos propósitos o una clínica pequeña podría también servir de escenario para estos crímenes. Sin embargo, las características de este caso con el entierro del cadáver cerca de la vivienda familiar, parece ser relacionado con prácticas satánicas y no con fines de trasplante. Esperemos que las autoridades continúen las investigaciones del caso hasta el final y la prensa tenga paciencia y cautela en no alarmar la población, lo cual solo traería más dificultades para la educación y la confianza de las personas para donar sus órganos a la hora de la muerte.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas