Tráfico humano en la frontera

Tráfico humano en la frontera

JOSE ALFREDO ESPINAL
j.espinal@hoy.com.do
El tráfico de seres humanos continúa ocupando la realidad del problema principal cotidiano en Juana Méndez, Haití, como en toda la frontera, donde cada día se organizan viajes clandestinos en los que niños y mujeres haitianas   son las principales víctimas.

De acuerdo a la denuncia de Solidaridad Fronteriza y el Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes,  existen redes mafiosas constituidas por «pasantes» haitianos que operan de acuerdo con sus colegas dominicanos llamados «buscones».

Esos grupos -dicen- actúan  como dueños de la frontera, aunque en realidad considera que no es otra cosa que delincuentes, traficantes de personas, que disfrutan de impunidad frente a las autoridades y las leyes haitianas.

«Antes los «pasantes» esperaban a sus clientes en Juana Méndez y en algunos otros lugares de la línea norte fronteriza. Ahora se desplazan a los lugares de origen de sus clientes para reclutarlos y conducirlos hasta las ciudades fronterizas del norte de Haití, para finalmente organizar el viaje clandestino hacia la República Dominicana», explicó la institución.

En crecimiento

El  mercado de los «pasantes»  ha crecido hasta el punto que se han visto obligados  a desplazarse a los lugares de origen para obtener el mayor número de clientes. «Ellos mismos camuflan las personas objeto del tráfico, haciéndolas pasar como estudiantes o como pasajeros que van al aeropuerto en busca de su avión».

Vigilancia

Solidaridad Fronteriza  y el Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM) en Haití mantiene  una vigilancia cotidiana en la frontera norte y es testigo de los sufrimientos de los haitianos caídos en las redes de estos «pasantes» malhechores, a quienes califican de  corruptos y traficantes, que están siempre al acecho de su fácil presa, con la intención de enriquecerse. Lo que ellos cobran por la organización estos viajes ilegales es entre 2,000  y 5,000 gourdes (moneda haitiana).

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