Tragedia aturde población pobre del barrio Guachupita

Tragedia aturde población pobre del barrio Guachupita

La tragedia visitó ayer en la madrugada la sencilla vivienda de Carlita Marcelina Féliz, una joven madre de 32 años que murió junto a sus seis hijos aplastados por una piedra enorme que se desprendió y cayó sobre su casa y sobre otras cuatro viviendas. El hecho ocurrió en el lugar denominado Jarro Sucio, en el barrio capitaleño de Guachupita. También murió una vecina, una mujer minúsvalida de 42 años, Carlita Martínez. La tragedia dejó heridos a la anciana Anadina Rosario, de 73 años, y al joven Odalís Rosario Díaz, de 20. Marino Vásquez, padre de los seis niños muertos y esposo de Marcelina Féliz, no durmió en la casa.

Fue  una tragedia anunciada la ocurrida ayer en el sector Jarro Sucio, de Guachupita,    donde  una madre,  sus seis hijos y una vecina minusválida  murieron víctimas de los aguaceros provocados por la tormenta Gustav.

Una roca gigante arrastrada por un deslizamiento de tierra destruyó su casa y otras cuatro viviendas del sector mientras dormían en  la madrugada.

Los muertos fueron  Carlita Marcelina Féliz, de 32 años,  sus hijos Bienvenida, de 15 años; Jeffrey, de 11; Manuel, de 10; Francisco, de 3; Roberto, de 11 y Esteban Féliz, de 11 meses, y  su vecina Carlita Martínez, una discapacitada de 42 años.

También resultaron heridos  Anadina Rosario, de 73 años, quien sufrió golpes en la cabeza y el pecho, y un joven solo identificado como David, quien cayó al vacío mientras observaba.

 Ambos fueron llevados al hospital Luis E. Aybar.

Esta es la tercera  tragedia de este tipo ocurrida en el sector. En  1979 ocurrieron dos deslizamientos,    uno durante el huracán David,  cuando murieron seis personas, y  otro con la tormenta Federico,  falleció una.

Reubicación.  El síndico Roberto Salcedo anunció la reubicación de varias familias  que viven en condiciones de peligro para evitar la repetición  de tragedias como esta.

Dijo que a las familias se les alquilarán  viviendas hasta que   el Ayuntamiento y el  Instituto Nacional de la Vivienda   construyan las casas en  terrenos del cabildo.

El dolor.  Desgarrantes escenas de dolor e  indignación  se vieron ayer  en Guachupita, donde cientos  de personas abarrotaron el lugar  violando el cordón colocado por la Policía y la Defensa Civil.

Algunos estaban tan enojados que,  incluso,  repudiaron la presencia de políticos, como el diputado Carlos Peña. “Que se vaya, que se vaya”, repetían de manera insistente mientras se quejaban de  que las autoridades solo acuden a los  barrios marginados cuando se produce alguna tragedia, pero no toman medidas para evitarlas. El diputado Peña sugirió que las autoridades municipales y nacionales elaboren planes conjuntos solucionar  los graves problemas.

 Al lugar también se presentó el jefe de la Policía,  Rafael Guillermo Guzmán Fermín, quien dispuso que se brinde a los familiares  las ayudas necesarias.

   Caso omiso

El párroco de la iglesia San Martín de Porres, en Guachupita, Javier Vidal, expresó que lo sucedido era “una tragedia anunciada”, ya que todos sabían del peligro: autoridades nacionales, municipales, así como los dirigentes comunitarios de la zona.

Lamentó que luego del hecho llegaron todas las autoridades y mucha prensa, pero que antes nadie acudió al lugar,  a excepción de HOY, que ayer se hizo eco de la orfandad en que se desenvuelven miles de dominicanos en zonas de alta vulnerabilidad. 

Odalís Díaz, hija de Anadina Rosario, narró que su madre dormía cuando salió disparada y quedó aplastada por  toneladas de rocas que salieron por debajo de su casa. Rosario  está interna en el hospital Luis E. Aybar.

“Nosotros fuimos el lunes al Ayuntamiento y nos entrevistamos con el ingeniero Noboa para que hiciera un levantamiento, ya que se advertía que la roca que provocó la muerte de estas personas podría caer en cualquier momento”, afirmó Ernesto Alejandro Luis Brito, quien pensó que el mundo se estaba acabando cuando se produjo el deslizamiento.

Luego de la tragedia, ocurrida alrededor de las 2:00 de la madrugada, la vivienda de Brito está a punto de caer al precipicio, por lo que decidió sacar a sus dos hijos y la esposa y alojarlos a  otro lugar.

Señaló que la respuesta del cabildo fue que necesitaban alrededor de un millón de pesos para resolver sus demandas y que en esos momentos no contaba con el dinero. La  reacción fue de indignación en la zona.

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