Tragedia forense salvadoreña

Tragedia forense salvadoreña

SERGIO SARITA VALDEZ
La República de El Salvador es el Estado más pequeño de Centroamérica, con una extensión territorial de 21,041 kilómetros cuadrados y una población estimada en 6.7 millones de habitantes. Conjuntamente con Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Se independizó de España el 15 de septiembre de 1821, separándose de las Provincias Unidas de Centroamérica en 1838, surgiendo así como nueva nación independiente. Es el único país centroamericano que no tiene costa caribeña. Cerca de la mitad de su gente (3.1 millones) ha emigrado hacia los Estados Unidos. Estas personas, a través de las remesas, contribuyen de una manera muy sustanciosa a la generación de divisas. La economía está dolarizada y su política financiera es de corte netamente neoliberal. Como un claro indicador de la enorme desigualdad existente se nota que el veinte por ciento de la población rica se adueña del 45% de la ganancia total, a diferencia del 20% de los pobres que solamente reciben el 5.6%.

Entre los medios de comunicación con que cuenta El Salvador se citan El Diario Hoy, Diario El Mundo y La Prensa Gráfica. Esta última trajo el día 11 de Junio de 2006 el siguiente titular de primera plana: “Laboratorio para pruebas de ADN no funciona”. La noticia seguía: “Más de 240 pruebas de ADN para esclarecer casos de paternidad, violación o establecer el autor de un homicidio, están engavetados en el Laboratorio Genético de Medicina legal, el equipo está dañado. El lunes 18 de abril pasado, al volver de las vacaciones de Semana Santa, los empleados de Medicina Legal descubrieron que el equipo para realizar las pruebas de ADN estaba arruinado. La reparación del equipo de exploración genética cuesta 22 mil dólares y no hay en El Salvador una empresa capacitada para hacerla. La posibilidad más cercana es una compañía en Costa Rica.

Aunque ya pasaron siete semanas desde que se reportó dañado el equipo, la espera de resultados de pruebas de ADN continuará por tiempo indefinido.

Continúa la información diciendo: “Aunque quedó apagado el equipo, quedó conectado”. Cuando el 18 de abril los empleados volvieron de vacaciones se toparon con que el UPS (regulador de voltaje) de la computadora y el secuenciador genético estaban arruinados. Al parecer un bajón de energía lo dañó, porque cuando vinimos ya no servía, y aquí se dan esos bajones. De Monterrosa basa su suposición en lo dicho por trabajadores de la empresa que abastece de energía eléctrica a esa zona, quienes les recomendaron comprar un transformador de voltaje para proteger el equipo”.

Esos modernos y caros aparatos con tecnología de punta han sido diseñados para países desarrollados donde hace muchísimo tiempo que no existe la problemática de un fluido eléctrico de mala calidad con variaciones en frecuencia y voltaje a cada momento, que es como sucede en naciones pobres entre las que se incluye a la República Dominicana. Por eso al pensar invertir en ese tipo de herramienta sofisticada hay que asesorarse adecuadamente acerca de los requerimientos eléctricos de frecuencia, voltaje y amperaje, entre otras cosas. Además hay que pensar en el costo de mantenimiento, tiempo de vida de los equipos y de si se cuenta con la asignación presupuestaria de fondos para la compra de reactivos que continuamente se consumen. Si se logra un contrato de garantía del equipo es importante determinar si las piezas de repuestos y los técnicos están en el país, así como de si disponen de un aparato para reemplazo en caso de emergencia.

Para los ilusos que piensan que a través de “donaciones” se puede asegurar un servicio público no lucrativo permanente, duradero y eficiente, cuyos usuarios son mayormente personas pobres que no tienen en que caerse muertos, este ejemplo salvadoreño les debe servir de enseñanza. Tampoco olvidemos el dicho mexicano que reza: El que de ajeno se viste en la calle lo desnudan.

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