Es traición el hábito de subvencionar como parásitos a los partidos
Si no mencionamos a Girón, Adán y la pastora muchos considerarían que estamos desfasados, ya que el mayor ha sido visto como benefactor de la Justicia, pero, que yo sepa, nadie, ni siquiera sus colegas imputados, lo ha llamado “traidor” y es porque ese término describe a una persona que, por ambición, envidia o resentimiento, entiende que su vía de acceso al poder es la eliminación física o asesinato moral de su jefe.
Sin embargo, mi interés primario actual es referirme a la traición tradicional de los políticos y gobernantes contra los pueblos y particularmente, por ahora, solo destacaré tres ejemplos en nuestro país:
1) La descarada costumbre de ir comprometiendo cada vez más la soberanía nacional con los repetidos y cada vez más onerosos préstamos internacionales; 2) El hábito de subvencionar como parásitos del Estado a los partidos políticos y 3) La vergonzosa y aberrante práctica de los legisladores asignarse “barrilitos” y “cofrecitos” apoyados en el concepto clientelista y paternalista de que los líderes tienen que repartir dádivas a sus partidarios.
El mayor Girón probablemente se consuela pensando que ladrón que traiciona a ladrón tiene 100 años de perdón, pero el pueblo no es ladrón ni traidor y los recursos que tiene para responder ante los abusos y traiciones son el voto y las protestas enérgicas para botar a los gobernantes y debemos buscar, porque sí existen mecanismos para no tener que aguantar, obligatoriamente, por un período de gobierno completo, a una partida de delincuentes disfrazados de mansas ovejitas.
Sería como encontrar una transmisión con tracción 4 x 4 para el motor nacional; un cambio auténtico y poderoso para la nación.
También comprometer cada vez más la soberanía nacional con onerosos préstamos