“La Ley de Partidos debe ser por consenso, porque hay quienes creen que esa es la plataforma para sacar al PLD, y no lo es”. Es una lástima que el diputado peledeísta Radhamés Camacho, miembro de la comisión designada por el partido oficial para participar en el diálogo que se inició ayer con la mediación de monseñor Agripino Núñez Collado, no haya sido más explícito y dejara sin identificar a quienes quieren instrumentalizar esa “plataforma”, pues ha dejado un montón de interrogantes en el aire. Quien les escribe, sin embargo, se conforma conque Camacho responda sola una: ¿Esa esa la razón por la cual el PLD, a pesar de que gobierna “con todos los poderes” y controla desde hace tiempo el Congreso Nacional, no ha mostrado el más mínimo interés en aprobarla? Porque si eso es así a Camacho simplemente lo traicionó el subconsciente al expresar, sin querer queriendo, el temor que se anida en la dirigencia de su partido, léase el poderoso Comité Político, lo que explicaría muchas de las cosas que han ocurrido en torno a ese proyecto de ley, pero sobre todo las que podrían llegar a ocurrir en un futuro cercano. También explica la decisión de esa comisión, que encabeza el exvicepresidente Rafael Alburquerque, de resucitar el proyecto de Ley de Partidos elaborado por el PLD, aprobado en la Cámara de Diputados pero objetado por la sociedad civil y otros sectores por ser “un traje a la medida”. Y aunque tanto Camacho como Alburquerque hablan de consenso como único camino para llegar a la Ley de Partidos que está demandando la democracia dominicana, lo cierto es que quien tiene la mayoría en el Congreso Nacional será quien diga la última palabra, y mucho me temo que el continuismo peledeísta, que no respetó ni a la Constitución, volverá a salirse con la suya.