Una reina de belleza debe exhibir la imagen fresca, lozana y fluida propia de sus años de juventud y el traje que vista en su coronación y despedida tiene que estar en sintonía con esa imagen.
Este motivo induce a los diseñadores a ser prudentes con la confección y elaboración del vestido, evitando recargarlo con detalles innecesarios.
Este es el caso de los dos trajes que exhibió Marianne Cruz, Miss República Dominicana 2008, durante su entrega de corona en mayo pasado y que fueron diseñados por el dúo de diseñadores Gutiérrez & Marcano. La tendencia a la hora de hacer esos vestidos fue crear siluetas limpias, puras, con una ligereza y vaporosidad que permitiera su imagen flotar, refiere Julio Marcano al referirse al traje amarillo y blanco en chifón de seda.
Dijo que en este vestido invirtieron 18 yardas de tela para lograr esa amplitud y unas aplicaciones en metal con un baño de oro de 14 kilates ubicadas en la pieza de la cintura, así como en el hombro. El vestido azul, en cambio, fue elaborado en una semi organza high-tech, es decir, en un tejido con un hilo un poquito más grueso no tan transparente como es usual en este tipo de textura.
Este tejido tiene una caída vaporosa, pero al mismo tiempo con cierto cuerpo que le da una movilidad no tan lánguida como el chifón al traje pero tan espectacular como cualquiera tela ligera. Este traje es de color azul zafiro complementado con cinturón en piedras azul jade.
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Fina joyería
Los aretes para realzar los vestidos fueron de la colección Roberto Cover, realizados en diamantes de 10 quilates y el anillo con un quilate de la misma piedra acompañado de cristales antiguos creados en 1930. El maquillaje que lució Marianne fue muy trabajado, pero no sobrecargado, para que perfilara la imagen nítida que se quería proyectar.
Piedras nobles
Generalmente estos diseñadores utilizan, según afirman, piedras semipreciosas para complementar esta clase de vestidos entre ellos aretes, anillos y brazales. Nunca usan otras piedras que consideran out.