Tramo de frontera perforado por la delincuencia

Tramo de frontera perforado por la delincuencia

Un impresionante informe digno de crédito describe como demasiado vulnerable un importante y activo tramo de la línea divisoria entre la provincia de Dajabón y el lado haitiano aunque está minado de soldados dominicanos que no ponen coto a un incontenible tráfico transfronterizo de ganado robado a modestos hatos sometidos a un saqueo largo y tendido. Un flujo criminal que incluye bienes de otra naturaleza atestiguado con nombres y domicilios de las víctimas del más vil abigeato con certificación de los daños millonarios causados a criadores endeudados con los bancos en el marco de un vacío de ley y orden en la zona más militarizada del territorio dominicano; depredación que sale a la luz por indagatorias responsablemente suscritas por quienes la llevaron a cabo y que solo cubrió el segmento limítrofe que tiene que ver con Dajabón. Sobre lo que podría estar ocurriendo en otros segmentos no sería prudente especular.

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Solo esperar que las autoridades del más alto nivel, en vez conformarse con reiteradas proclamas lanzadas para sostener que «la frontera está sellada», deleguen en liderazgos comunitarios y religiosos de reconocida seriedad e independencia para que penetren con sus observaciones y entrevistas a lugareños in situ a la realidad de una zona fronteriza de la que es fácil hablar desde condiciones oficiales para que luego los hechos desmientan lo descrito. Tras cada información positiva sobre el discurrir fronterizo suele llegar otra de solidez que contradice.

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