Transformación “progresiva” de la política

<P>Transformación “progresiva” de la política</P>

TEOFILO QUICO TABAR
Tabasa1@hotmail.com 
Algunos jóvenes estudiosos y preocupados por lo que acontece en el país en materia política, con frecuencia  cuestionan el accionar de los partidos y sus dirigentes.

Ellos entienden que la mayoría  ha sufrido  transformaciones “progresivas”, convirtiéndolos en personas con más recursos, bienes y participación social, pero dejando atrás los discursos, las posiciones y los principios en los que fundamentaron su accionar al inicio de sus carreras.

¿Qué ha pasado con aquellas teorías  que llevaron a muchos a exponer sus vidas más de una ocasión  por defender con valentía unos principios a los que consideraban no negociables? Algunos podrían argumentar, que  lo que ha acontecido es que los tiempos han cambiado junto con  los escenarios y los protagonistas.  Y como forma de justificarlo, ellos mismos   han pretendido demostrar, que el problema más que de principios era circunstancial o coyuntural.

La vida  ha enseñado que en materia política las mismas cosas pueden tener lecturas diferentes. Que depende mucho de quién lo  haga, lo diga, lo reciba o se beneficie. Y sobre todo en las circunstancias en que se realicen. Ello así, puesto que políticos, dirigentes, funcionarios y presidentes han hecho  muchas cosas cuyos métodos y resultados siendo similares, sin embargo han tenido repercusiones totalmente diferentes.

Lógico que ha habido abandono de ideas, planteamientos, programas y acciones. Se ha producido un acomodamiento, y al cambiar los tiempos, los escenarios y los protagonistas, lo que ayer era considerado malo, hoy se justifica porque se han convertido en realidades insoslayables de las que no pueden sacudirse.

Se ha ido creando una especie de manto que cubre las acciones de manera general, pasadas y presentes.  Provocando confusión y produciendo esa inversión de valores éticos, morales, conductuales y haciendo de la política más que una ciencia al servicio de las personas, una actividad lucrativa y de cambio de posición social y económica.

Los lamentables comportamientos que se ofrecen a diario, se encargan de vender la idea de que en la actividad política  lo único importante y valedero son los resultados. Que no importan las metodologías a utilizar. Que da lo mismo hacerlo por la vía legal o ilegal, siempre y cuando se logre el objetivo. Que no importa de dónde proceden los recursos o si del propio Estado, lo importante es que lleguen a tiempo.

Que no importan los discursos  y  los compromisos del pasado, ni a cuántas personas fueron capaces de engatusar. Tampoco los vaivenes haya que dar, con tal de llegar a lo que era su propósito por encima de todo. El pragmatismo se comió al idealismo.

Los ideales y los partidos están ahí, los que han cambiado son los métodos y las reglas de juego. Se han hecho  tan amplios y elásticos que permiten y toleran  acciones bochornosas de toda índole, permitiendo incluso árbitros cuyos ideales no difieren de las reglas que rigen el accionar. Los parámetros se han ampliado del tamaño mismo de las conveniencias. Desgraciadamente cada vez más  grandes, permisivos y peligrosos.

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