Transiciones en la RD
Por lo general son procesos de crisis internas o externas

<STRONG>Transiciones en la RD<BR></STRONG>Por lo general son procesos de crisis internas o externas

Desde el ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina a la fecha, la República Dominicana ha enfrentado una serie de crisis en los procesos de transición que, salvo escasas excepciones, han marcado la historia de los cambios de mando.

Los reconocimientos excesivos a los presidentes saliente, el interés de éstos por mantener cuotas de poder, los cuestionamientos a las informaciones suministradas al Gobierno entrante por el saliente y la falta de prudencia en el accionar de quienes dejan el poder constituyen parte de los aspectos característicos de este tipo de procesos y que ponen un freno a muchas actividades.

El historiador Antinoe Fiallo explica que los procesos de transición más difíciles que ha enfrentado el país ocurrieron en la década de 1960,  cuando   República Dominicana se encontraba sumergida en un proceso de inestabilidad política, económica y social  e influenciada por Estados Unidos.

Señaló, sin embargo, que en los últimos tiempos el cambio de mando más difícil fue el que se presentó en el período 1994-1996 cuando acortó el mandato del presidente Joaquín Balaguer, tras comprobarse la existencia de un fraude en las elecciones en las que tuvo como principal contrincante a José Francisco PeñaGómez, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

“Siempre ha habido denuncias de fraude electoral de una u otra manera. Algunos procesos con crisis bastante profundas, algunos con crisis soterradas y otros con crisis abiertas que se van a desarrollar en el período de ejercicio gubernamental. Pero en sentido general después de Trujillo ha habido bastante problemas en los procesos de transición”, afirmó Fiallo.

Muestra de esas situaciones reposan en archivos periodísticos en los que se recogen episodios puntuales de los cambios de mando.

Lucha de poderes. De acuerdo con el historiador, la década de 1960 fue  bastante conflictiva: se convocaron elecciones en  1962 y las gana Juan Bosch, quien a los siete meses fue sacado del poder con un golpe de Estado.  “Entonces hay una transición sumamente traumática en el sentido de que hay una lucha por mantener el Gobierno del Triunvirato y un sector importante de la población, también de militares democráticos, quiere  la transformación. Entonces viene la revolución de abril de 1965”.

A raíz de esto se restaura el Gobierno constitucional y frente a este se establece un Gobierno paralelo. Hay un conflicto, se produce una  negociación y se elige un Gobierno provisional. Luego “viene un proceso también traumático de transición para las elecciones de 1966, se produce un fraude electoral y entonceces todos los procesos de Balaguer  fueron traumáticos por las denuncias de fraude”, expresó Fiallo.

Esta situación conduce al año 1978, cuando tras una serie de protestas y presiones internacionales se reconoce el triunfo del PRD.

Suicidio Guzmán. En  1982 gana las elecciones Salvador Jorge Blanco,  del  PRD, entonces en el poder.

 De acuerdo con publicaciones de la época, en el proceso de traspaso de mando, Jorge Blanco denunció que manejaba información de que en muchas dependencias estatales se cometían irregularidades con el propósito de crear dificultades a  su Gobierno.

Obreros del Central Catarey se quejaban de que se les adeudaban tres quincenas de salario y  se rumoró el despido de obreros. En el Inespre también hubo cancelaciones. En medio de esta situación, el presidente Antonio Guzmán se suicida de un disparo en la cabeza, asumiendo el mando el  vicepresidente Jacobo Majluta. Este realizó ascensos a militares,  cancelaciones y sustituciones en la Secretaría de Deportes  pocos días antes de entregar.

 1986: crisis económica. La transición de Jorge Blanco a Joaquín Balaguer  se caracterizó  por denuncias de saqueos a las  instituciones públicas. En ese período el Banco Central dejó sin efecto el recargo cambiario del 36% a las exportaciones, creando una fuente importante de expansión    que afectó rápidamente el tipo de cambio y la inflación al inicio de la nueva administración reformista.

1994: Incertidumbre.  Eso vivió la población cuando fue informada de que tendría que agotar un proceso de elección a dos años, debido a que se había acortado el gobierno de Balaguer tras fuertes denuncias de fraude.  Sobre esta situación, el profesor Fiallo dijo que fue la  transición más traumática de los últimos tiempos. Aquí predominaron la crisis política y los conflictos.

 A  este siguió el proceso electoral 1996-2000 donde, a juicio del catedrático, aparentemente no existen muchos conflictos.

Se recuerda que fue electo Leonel Fernández por un acuerdo del PRSC y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

2000: Batalla PLD-PRD.  Publicaciones de ese proceso de transición reflejan conflictos entre las autoridades entrantes y salientes.

Se denunció aumento de la nómina de empleados públicos, que se realizaron pensiones exhorbitantes a favor de personas que supuestamente no reunían las condiciones  y otros hechos.   La Lotería Nacional se quedó sin dinero para cumplir sus compromisos y otras situaciones económicas.

El presidente electo Hipólito Mejía se quejó de que no era una transición leal y honesta, mientras que el saliente presidente Fernández pronunció un discurso en el   que llamó a la militancia peledeísta y sus funcionarios a enfrentar  a quien sea  en el país; y se definió como honesto, de vida limpia y sin interés de enriquecerse en el poder.

Rituales

El historiador Antinoe Fiallo explica que en los procesos de transición hay rituales tradicionales, entre los que menciona los reconocimientos  al presidente saliente  “para mantener determinado tipo de imagen de las personas que salen, de los que están alrededor de los que salen y aquellos que consideran que de esa manera puede consolidar la posibilidad de continuar en las funciones estatales y gubernamentales”.

El profesor Fiallo explica que todo eso  funciona como una serie de recursos para poder mantener una presencia aprovechando elementos de lo que aconteció.

Soledad del poder

Otro aspecto común de esos procesos es el de dejar solos a los mandatarios salientes cuando le faltan días por entregar.

Aunque en el proceso de transición que culmina en dos días esa soledad no se ha percibido debido a la presencia de funcionarios en las actividades oficiales junto al presidente Fernández,  Fiallo dice que lo ordinario es que no estén presentes.

Los desbordes

Sobre la experiencia de este año la Finjus favoreció   una eventual reforma  constitucional para reducir  el período de transición,  a fin de evitar los “desbordes” que muchas veces se dan en el Gobierno durante esos 90 días, ya que comprometen la agenda del nuevo presidente.

Fiallo mencionó aspectos como  contratar obras, aprobar préstamos, hacer licitaciones y otras acciones que comprometen la nueva gestión.

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