Transilvania: Noche de brujas en la tierra de Drácula

Transilvania: Noche de brujas en la tierra de Drácula

Los que visiten esta región de profundos bosques habitados por lobos, osos y animales salvajes, emprenderán una aventura diferente recorriendo míticos lugares como el pueblo de Bran, donde se levanta en la cima de una colina un castillo medieval que tiene todas las características de ser el de Drácula y la gente lo visita como tal.

Pasar el 31 de octubre en tal castillo se ha convertido en la mayor atracción turística que promueven los rumanos para la «Noche de Brujas» y no faltan parejas con un cierto sentido macabro que hasta incluso deciden durante su viaje a Transilvania unirse en matrimonio bajo un ritual al estilo vampiresco.

Los rumanos no podían tener mejor idea que promover «Halloween» en Transilvania y así relanzar el turismo de su país, cuya economía se encuentra en reestructuración luego de muchos años de régimen comunista. Incluso, alguna vez se informó sobre la existencia de un proyecto para abrir «Draculandia» a fin de explotar el mito del Conde Drácula y aprovechar la fascinación de muchos por las historias de vampiros.

Algunas personas que han visitado Rumanía aseguran que el tema de Drácula es inevitable. En Bran, los ciudadanos se disputan cuál de los múltiples castillos antiguos es el original donde vivía el sanguinario Vlad Tepes. Los turistas finalmente acaban visitando tres o cuatro de ellos.

Pese a ello, la acogida turística es alentadora e incluso muchas personas que visitan Transilvania aseguran haber tenido la experiencia más asombrosa e inédita de sus vidas.

El turista norteamericano Tony Scheinman comentó que «ni siquiera la Parada del Greenwich Village se puede comparar con pasar Halloween en Transilvania… tuve la mayor experiencia de mi vida en el país de Drácula y no puedo esperar a ir otra vez».

Transilvania es una región montañosa penetrada por todos los lados de los Cárpatos que para algunos viajeros infunde misterio y para otros temor por sus bosques sombríos en los que el día se oscurece por la profusión de altos pinos de un verde profundo.

Sus castillos, valles, montañas, límpidos ríos, pastores y majestuosas casas e iglesias de madera, conforman una bella estampa que no hay que dejar de visitar.

Bodas al estilo vampiresco

La agencia «Drácula Tour», que promueve recorridos turísticos en la región de Transilvania, señaló que ha captado para estas celebraciones un grupo de al menos 75 personas. Como anécdota mencionaron que años atrás una pareja contrajo matrimonio en la noche de Halloween en el castillo de Drácula. 

«Todos los viajeros del tour se convirtieron en los invitados a la boda y de ello informaron los medios locales. Desde ahí lo hemos transformado en un rito anual y aceptamos una pareja por año como nuestros novio y novia de Halloween», dijeron responsables de «Drácula Tour» que tiene sus oficinas en Estados Unidos.

Otras agencias turísticas como «Tours Romania» promueven visitas de al menos una semana que empiezan en Bucarest y prosiguen en Poenari, donde se encuentran las ruinas de un histórico castillo de Drácula, según dicen, y al que se llega tras subir al menos 1.450 escaleras.

Esta empresa también ofrece la «Noche del Príncipe Vlad Drácula» con espectáculos  de fuego, relatos de historias, cantos y danzas ancestrales protagonizadas por, según se asegura, descendientes de los soldados del legendario Drácula o «príncipe de las tinieblas».

La ciudad de Sighisoara, que figura como parte del recorrido turístico, fascinará no sólo por su arquitectura de origen medieval sino por encontrarse ahí un antiguo edificio que se asegura es la casa en la que nació Drácula, convertida hoy en restaurante en el que sirve exquisiteces rumanas.

EL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS

Transilvania ha estado siempre asociada a la leyenda de Drácula basada en la vida de un príncipe rumano llamado Vlad Tepes «El Empalador», que durante las guerras contra los turcos tenía costumbre de empalar a los enemigos de manera sanguinaria. Su nombre se volvió más famoso después que el escritor Bram Stoker (1847-1912) de Dublin publicara su novela «Drácula» en 1897.

Se dice que el príncipe Vlad Tepes nació en el pueblo de Sighisoara en 1431. La palabra «tepes» en rumano significa empalador.

El empalamiento era una forma de ejecución, que consistía en atravesar a la víctima entre las piernas con un palo largo y puntiagudo. Los relatos señalan que Vlad disfrutaba especialmente las ejecuciones en masa. Como estos «empalados» permanecían suspendidos sobre la tierra, el peso de sus cuerpos los bajaba muy despacio, causando que la afilada punta fuera destruyendo sus órganos internos.

Vlad también fue conocido como Drácula, que significa «hijo del Dragón». Su padre pertenecía a la Orden del Dragón, formada por el Santo Emperador Romano Sigismund con el propósito de vencer a los turcos. El padre de Vlad usó el símbolo del dragón en sus monedas, de donde viene «Dracul» («dragón» o «demonio»). 

Pese a ser todo un mito, existen muchos rumanos a los que no les interesa el tema de Drácula. Si el cine o la literatura no lo hubieran inmortalizado, tal vez esta bella provincia hubiera pasado desapercibida. Por Diana Mendoza de Hammer.

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