Desde hace cuatro semanas la segunda administración del lic. Abinader arrancó con ímpetus de una cosa nueva destinada a afianzar la democracia y la pulcritud en el buen manejo de los intereses comunes de los dominicanos.
Con la novedad de un nuevo gobierno pero con las viejas caras de la administración anterior, el país espera una corrección a las malas prácticas de un enorme puñado de políticos premiados por su adhesión al proyecto presidencial de Abinader para repetir en la presidencia. Y aun cuando hay muchos de ellos como nuevos allegados a la ubre estatal, muestran su conformidad por verse enrolados en la alcancía estatal que aparece ahora mas que nunca con mayor número de adherentes mas que en décadas pasadas.
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Tantos nuevos simpatizantes es indicación que solo están buscando lo mío como premio a la ración del boa para premiar esa adhesión por los votos logrados por apoyar intensamente el proyecto triunfador cosa que se veía desde antes del día de las elecciones cuando ya era evidente que el licenciado Abinader lograría un triunfo holgado sin temor a los opositores que el votante rechazaba debido a que conocían sus actuaciones pasadas. Y esos vicios lo arrastran sin avergonzarse y sin poder ocultarlo.
Hay muchos desafíos para estos próximos cuatro años. Todos demandan dedicación y alerta de un erudito de convento, que no puede dejar pasar la más mínima coma que lleve cualquier documento que se elabore como señal de resolver cualquier asunto oficial que requiera la atención del presidente de la República.
Y más que el ambiente en el hemisferio está sumamente caldeado tanto con las indefiniciones de Haití y su callejón sin salida y Venezuela sumida en la absurdidad de un señor pretendiendo ser dictador que no es político ni sabe serlo para querer aplastar el país cuando fue ampliamente rechazado por los millones de venezolanos que buscan que su decisión de cambio sea respetado frente a una lucha contra una dictadura que se le ha hecho difícil sostenerla que una oposición sin exhibir armamentos mantiene acorralado al dictador venezolano atrapado en su laberinto de su avaricia para sostener un régimen nefasto para el país que era el más desarrollado del continente. Ahora sumido en una pobreza vergonzante.
Se avecinan acontecimientos importantes en todo el mundo desde la guerra de Ucrania, la de los judíos y palestinos hasta lo que ocurre en nuestra isla caribeña con lo delicado que se está poniendo la situación haitiana en que las tropas extranjeras de apaciguamiento no tienen la forma de aplacar unas bandas criminales impulsadas por sectores que siempre han tenido a Haití atrapado en sus redes del delito y el asesinato.
El entorno tropical caribeño se sacude de su acostumbrada etapa de calma pacífica para enredarse con las delicadas redes de una política de enfrentamiento que en Venezuela parece encaminada a un choque frente a la absurda aspiración de uno que quiere calzarse las botas de dictador pero quizás por suerte para la región no tiene condiciones para convertirse en otro dictador de salón como lo fue Pérez Jiménez.
Y en Haití las tropas policiales kenianas casi no han podido aplacar la belicosidad de las bandas haitianas que mantienen en ascuas varias regiones del país en especial en los barrios mas populosos de Puerto Príncipe.
Afortunadamente los dominicanos mantenemos un ambiente muy tranquilo que tan solo hace cuatro semanas fue la juramentación del lic. Abinader con la presencia de varios presidentes del hemisferio.