Unos de los problemas en Santo Domingo que más urge solucionar es el tránsito vehicular que además de caótico es peligroso y estresante, que puede llevar a cualquier conductor
desesperado a realizar acciones violentas, producto del agotamiento físico y mental, el calor sofocante, pues hay que recordar que muchos no tienen en sus vehículos aires acondicionados como los carros llamados de concho en los que los pasajeros viajan como sardinas en lata.
Siempre aconsejo que con los conductores de este tipo de transporte se tiene que tener paciencia ante cualquier infracción que comentan porque muchos andan aburridos por las malas condiciones en que tienen diariamente que trabajar. Las cosas se ven de otras maneras desde las perspectivas del confort, con un buen vehículo, sin tener que pararse cada minuto a montar nuevos pasajeros.
La tolerancia, y la comprensión, en estos casos , son necesarias, de lo contrario la tragedia puede saltar al escenario.
Las largas colas de atascos no solo hacen perder la paciencia, sino también dinero por concepto de carburantes. La semana pasada me encontré con un ¨ẗapón¨ descomunal, unos 45 minutos en la Máximo Gomez. Ni para adelante, ni para atrás. Terrible! Atrapada, en medio de furgones, patanas, camiones de todo tipo, amén de los vehículos de menor dimensión.
Los dominicanos tenemos la impresión que parte de los problemas de los atascos la tienen los responsables de mantener un tránsito fluido, en orden. Se observa que cuando las señales provienen de los semáforos, la circulación mejora.
El desorden vehicular, de seguro que tiene soluciones, sólo hay que tener los deseos de buscar expertos en la materia, y ejecutar medidas modernas que puedan enfrentar las situaciones actuales de unas avenidas y calles demasiado congestionadas por el exceso de vehículos que en las últimas décadas circulan por la ciudad capital, que originalmente no fue trazada para dar cabida a un desbordante número de medio de transporte de todo tipo ,
Los políticos candidatos a la presidencia obtendrían muchos votos, si prometen o introducen en sus programas de gobierno buscar soluciones reales al problema del sofocante tránsito de Santo Domingo, al menos, una gran mejora, desarrollando planes para la solución final.
De esta forma, dejar en el pasado la odisea diaria de los conductores para poder cumplir con las exigencias de sus horarios de sus trabajos, o llevar a sus hijos al colegio. Que se pueda alcanzar un regreso al hogar de manera más plácida, que no se tenga que maldecier a todos aquellos que tienen en sus manos buscar soluciones a éste tipo de problema que le amarga la vida a cualquiera.