Transparencia ministerial

Transparencia ministerial

SAMUEL SANTANA
Soy de los que creen firmemente que las iglesias, los ministerios, las organizaciones y todo el quehacer religioso debe no solamente ser sometido a un sistema de transparencia en el movimiento de sus recursos económicos, sino que estas entidades deben esforzarse así mismas por lograr que la gente esté clara sobre todos sus movimientos.

En los últimos años se nota cómo existe una tendencia a lograr que todas las instituciones públicas no mantengan en secreto el manejo de todas sus actividades y recursos, sino que todo el mundo tenga acceso al conocimiento de sus interioridades.

Esto contribuye enormemente a que existan buenos niveles de confianza entre los contribuyentes y las instituciones.

Esto podría ser visto por algunas como una actitud odiosa, pero algo así debió hacerse hace mucho tiempo. Más aún, debe extenderse a todas partes del mundo y debe practicarse con más rigor.

Si el mismo Jesús tuvo un tesorero entre sus discípulos – Judas – que desviaba los recursos que recibía el Maestro para su ministerio de paz y de bien.

Ya en el pasado han ocurrido escándalos terribles con el manejo indebido de recursos económicos en ministerios, iglesias de todos los credos, concilios y líderes religiosos. Recientemente el senador republicano Charles Grassley hizo una interpelación a ministerios poderosos de Estados Unidos para que den a conocer qué es lo que hacen con los recursos que reciben de sus contribuyentes. Estamos hablando de miles de millones de dólares en juego.

Y dado los escándalos y comentarios negativos, ya han surgido grupos de observadores dentro de las comunidades religiosas que ahora monitorean el manejo de los recursos que llegan a instituciones religiosas.

Un ejemplo es el programa de transparencia ministerial Watchdog Trinity Foundation.

Actualmente en su página de Internet, esta organización tiene una lista de una gran cantidad de entidades religiosas con sus respectivas calificaciones en el nivel de manejo integro de sus recursos.

Una de las mejores calificaciones la tiene el programa Compation Internacional, a la que le asigna la letra A, la máxima calificación positiva.

Esta institución mundial se ha ganado este reconocimiento porque cuando uno entra a su dirección en Internet encuentra que tiene una descripción clara de su naturaleza, historia, trayectoria y, sobre todo, de las fuentes desde donde obtiene sus recursos económicos, la cantidad y en qué se invierten. Cada partida está claramente justificada.

Compation Internacional es un ejemplo de lo que deben hacer todas las entidades públicas y religiosas del mundo. Los gobiernos deben, de igual modo, informar a los ciudadanos de los recursos que reciben y la forma en que se gastan.

Watchdog, al igual que Ministry Watch, buscan que se respondan preguntas serias, tales como si estas instituciones tratan de esconder informaciones mientras sólo hablan de logros, si se dan informes a tiempo a los donantes y miembros y si asumen como responsabilidad el deber de cumplir con las reglas establecidas.

Los niveles de transparencia deberían ser mayor cuando se trata de organizaciones que reciben recursos del Estado, que equivale a decir ser favorecidas con las contribuciones que pagan los ciudadanos.

No es posible que sólo se hable de partidas millonarias que van a las arcas de las confesiones religiosas sin que el pueblo tenga la forma de ver y saber en qué y cómo se gastan estos recursos.

Por el bien del testimonio de la obra de Dios en la tierra y por la seguridad de que todo vaya a donde tiene que ir, se hace urgente que en las instituciones se establezcan mecanismos que permitan evaluar su comportamiento y nivel de integridad.

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