Transparencia y humildad, no prepotencia

Transparencia y humildad, no prepotencia

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Las autoridades peledeístas deben estar azoradas ante la paciencia y calma con que los dominicanos aguardan a que el gobierno realmente despegue y comience a cumplir sus promesas de campaña, a sabiendas que recibió una maquinaria estatal totalmente arrasada por el huracán pepehachista y perredeísta que arrasó con todo, desde millonarios equipos hospitalarios hasta los cuantiosos recursos de las arcas oficiales.

Todo el mundo sabe de lo delicada que está la situación económica y lo exigente que se han tornado las autoridades del FMI, distinto a como actuaron con las autoridades pasadas, y pese a que la economía está dando señales contundentes de recuperación, gracias a las directivos que han emanado del Banco Central. Estas han contribuido a la recuperación de las reservas con la consiguiente disminución de la tasa de cambio y un renacer de las actividades productivas, paralizadas desde hacía varios meses.

El país aguarda que culminen las negociaciones que se llevan a cabo con el FMI, y que las promesas de ayuda de distintas fuentes internacionales se materialicen, en especial el esperado nuevo acuerdo con la República Bolivariana de Venezuela, que de seguro contribuirá a amortiguar los efectos indeseables, si la prima del dólar tratara de rebelarse de los niveles actuales y pretender volver, para finales de año, a los niveles de agosto pasado. Aun cuando esto pudiera ser una maniobra oficial, de volver a elevar la tasa de cambio, para lograr unos recursos artificiales en perjuicio de la recuperación que se ha observado ahora, en que la disminución de los precios de muchos artículos, se sienten en la economía popular.

Sin embargo, se nota una pasividad y alejamiento de las autoridades hacia el pueblo, del cual han perdido su contacto, manteniéndose encerrados en una burbuja de cristal, que rehúsan abandonar, para evitar algún contagio con el pueblo. Es a ese pueblo que se debe el PLD, debido a que les dio un respaldo masivo en las pasadas elecciones, para sacudirse de la pesadilla blanca, que azotó al país de todas las maneras posibles e imprevistas en los absurdos de la conducta social de los humanos dedicados a la política.

Los impactos en la opinión pública de las continuas denuncias de las barbaridades que se cometieron en todos los departamentos oficiales, desde lo que se hizo con las tierras del CEA, con los automóviles robados, recuperados por la policía, con los equipos médicos del hospital Luis E. Aybar, con las ocurrencias dolosas en todas las secretarias de Estado, la desaparición de decenas de vehículos y equipos pesados, algunos recuperados, etc, han servido para impactar en el ánimo de la población. Pero ésta no se conforma con las continuas denuncias de desfalco y de tantos pecados, sino que a los pecadores y prevaricadores se lleven ante la justicia, para que respondan por tantos desastres cometidos con el patrimonio del Estado. Este se encuentra disminuido, no solo por esas barbaridades señaladas, sino por lo ocurrido con la quiebra de tres bancos y el desfalco aduanal, en que solo se conoce de un solo caso que se ha castigado, en perjuicio del buen nombre que gozaba la empresa señalada por la comisión de actos desfalcadores del Estado, pero no se han castigado a los exfuncionarios que alentaron y permitieron esa evasión.

Es innegable que todavía el pueblo espera actos estremecedores para las esperanzas nacionales de la recuperación; pero en estos momentos, y entrando en la etapa para llegar a los cien días, el descanso de la aceptación popular se comienza a sentir, con un PRD opositor que no ha comenzado a alentar los desmanes callejeros como era su costumbre en el período del 96-2000, debido a que está en desbandada y tratando de reorganizarse para recuperarse de la derrota, la cual no han asimilado; nadie quiere declararse culpable de ese desastre electoral a que los llevó sus enormes ambiciones.

De ahí que es fundamental que los estrategas peledeístas analicen, como eso es lo que tanto les gusta, estar reunidos en seminarios, reflexiones, concilios, cónclaves, etc para no reproducir sus actuaciones de su primer cuatrenio gubernamental, que en la desesperación del pueblo al rechazarlos, nos hizo caer en manos de un partido que nos hundió en un enorme pantano económico, donde la corrupción dominó todo el período 2000-2004 y alarmando a representantes internacionales, que veían de como se cometían los actos dolosos más flagrantes, sin ningún castigo judicial.

A 20 días de arribar a los primeros cien días del gobierno, es tiempo, que del mismo modo que han establecido una estrategia exitosa para hacerle frente al desastre económico y social, que de igual manera, se dejen sentir en otras áreas, y en especial, que desciendan de su nivel celestial al humano y que no se sientan ser superiores a los demás infelices dominicanos que no disfrutan del poder que les fue otorgado por esos infelices.

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