Tras el rastro de las murallas coloniales

Tras el rastro de las murallas coloniales

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
En la Zona Colonial han sobrevivido restos de estructuras que a través de los siglos han permanecido sólidos, soportando los embates de la naturaleza. Un ejemplo son las murallas, que aunque tronchadas por la apertura de las calles, todavía sirven de paredes a algunas casas y de división en patios de otras.

Así, la muralla existente entre la avenida George Washington y el cruce con la calle José Gabriel García, la encontramos unida al Portón de la Misericordia, donde está interrumpida por la casa número 106, de la calle Palo Hincado, entre otras.

Siguen los edificios que la destruyeron, pero al llegar a la calle Canela encontramos que aparece una parte de ella más rebajada, que lateralmente divide las casas números 1 y 3.

Más adelante, recorriendo lateralmente esta vía, en la casa número 212 –hoy en reparación–, se descubre que el fondo del patio está dividido por una parte de la muralla.

De nuevo siguen los edificios que la demolieron, hasta llegar a la calle Arzobispo Nouel, donde al cruzarla esta vuelve aparecer introduciéndose en la Puerta de El Conde. Allí prosigue hasta llegar a donde está tronchada para dar paso a la calle Mercedes en cuyo pavimento se observa una franja que marca sus huellas empedradas.

Al atravesar la vía, ésta se prolonga hasta llegar al fuerte esquinero de La Concepción en donde termina el frente Oeste.

En esta parte, el lienzo amurallado arranca en ángulo recto, pero es cortado por la intersección de la Palo Hincado, teniendo sólo las marcas de piedras en el suelo, que llegan hasta el arcaico edificio Gómez, situado enfrente, donde finaliza la calle Juan Isidro Pérez.

En esta vía las casas la arropan, con excepción de las que están entre la número 239 y 211, a las cuales les sirve de pared, y algunas la divide de las existentes en la avenida Mella. También, al llegar a la número 213, que es donde reside el ex embajador dominicano don José Rafael Defilló, éste la respetó tapándole solamente su frente con bloques de concreto. Él había construido esta casa hace más de 40 años.

Por igual, en la número 215, entrando por un callejón, en el alto del fondo se observan algunos fragmentos visibles y otros ocultos por matas del Fuerte de la Caridad, en cuyos muros esta cerca se une. Asimismo, esta muralla le sirve de división a la casa número 200, la cual se puede contemplar por el callejón que tiene al lado.

Siguiendo esta vía lateralmente, parte de ella se une al fuerte de San Lázaro, y también tronchado su remate se observa en el frente de los modernos nultifamiliares, cuyas entradas son los puentecitos que le pasan por encima, desde donde ésta llega hasta las ruinas del fuerte de San Miguel.

Allí se detiene con el cruce de la calle José Reyes, y ya no aparecen sus vestigios en los patios de la calle Restauración, que era la vía por donde continuaba, hasta que vuelve a verse parte de ella, esta vez en el interior del edificio donde está instalada la tienda de La Sirena.

Después sigue partida por la calle Duarte, reapareciendo algunos restos en patios de las casas que están en la vía Vicente Celestino Duarte, hasta llegar a verse de nuevo detrás de la capilla de San Antón y del fortín del mismo nombre.

Prosigue restaurada por todo el lado norte del callejón Back-Afar, llegando al cruce con la Meriño donde se aprecia unida al fortín de Santa Bárbara, cuyas partes se observan con huecos abiertos, que servían para que los soldados introdujeran sus armas para disparar al enemigo. Tiene detrás el paso de la Ronda.

Continuando lo que queda de su trayecto, ésta vuelve a doblar en ángulo recto por la calle Juan Parra, cuyas viviendas existentes allí la destruyeron a partir de la antigua avenida España, hasta llegar a la hoy avenida del Puerto, punto desde el cual tuerce perpendicularmente y continúa recta hasta la puerta de la Atarazana, en la cual se aprecian sus partes hasta unirse con la Fortaleza Ozama.

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