Tras la huella de mamá

Tras la huella de mamá

Hace ya dos años que Verónica Then Rojo inició su proyecto televisivo “Las Delicias Gourmet”, en el que comparte recetas y consejos tal y como viene haciendo, desde hace más de 15 años, su madre Eugenia Rojo, la mujer a quien más admira.

Tanto así, que después de intentar desarrollarse en otras labores profesionales, sólo pudo encontrar su vocación al retornar a sus raíces para dedicarse al oficio que vio ejercer a su madre, una pasión que las une delante y detrás de las cámaras: la cocina.

A los 19 años, comenzó a dar sus primeros pasos en el programa de su madre, donde presentaba un segmento con consejos de cocina y datos nutricionales de los alimentos. Pero no descubrió su talento para la cocina hasta que al verse sola, después de partir a Estados Unidos, tuvo que ponerlo en práctica.

“Nunca me molestó la cocina, entre mis hermanos la que siempre quería estar detrás de la cocina, en los cursos, era yo, que siempre me involucraba, ya fuera  brindando o sirviendo. Creo que era mi destino porque me puse a estudiar tres carreras universitarias y  las dejé porque lo único que me gustaba era cocinar. La  que terminé fue Cocina”.

Lo suyo era la televisión, en eso estaba clara, pero siempre pensó que su posición estaba detrás de las cámaras. Hasta que en búsqueda de su vocación descubrió que podía cocinar muy bien y decidió estudiar Cocina en Apron Cooking School, en Florida.

El legado. El poder continuar con la labor de su madre, más que un privilegio, significa para Verónica su mayor responsabilidad.

“Mi mamá es la mujer que yo más admiro por su fortaleza, su perseverancia, por ser una mujer luchadora, porque salió adelante sola y logró todas las  metas que se propuso y las ha mantenido.  Ella es mi mejor ejemplo a seguir y la responsabilidad más grande que  siento se debe a que la gente espera mucho de mí por el simple hecho ser su hija y   no la puedo defraudar”.

Un proyecto de amor. Ambas tienen muchas cosas en común. Es algo que salta a la vista al verlas  en sus respectivos programas y que, evidentemente, no es nada fortuito. Es una gracia que ha pasado de madre a hija y con la que atrapan a sus televidentes, sin denostar sus habilidades como expertas en cocina.

“Ser hija de Eugenia es un reto que me ha enseñado a ser mejor persona. Mami ha creado en mí disciplina, me ha enseñado a ser una persona responsable, que no puede bajar su calidad de trabajo. Me ha dicho, “aunque algún día  te sientas mal, o tengas un niño enfermo, no es que tu trabajo está primero que tu familia, pero tienes que recordar siempre que son millones de personas las que esperan por ti”, y eso  nunca se me ha olvidado. Cuando yo empecé mi programa, lo hacía con tanto amor que me decía ‘esto yo  lo puedo hacer de gratis’. Creo que ese ha sido el éxito de mi mamá y también el mío, porque cuando haces algo solamente pensando en que es tu negocio y no le pones amor, no da resultados”. 

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