Tras la libertad, la gente no se quiere vacunar

Tras la libertad, la gente no se quiere vacunar

Marien Aristy Capitán

Tras la libertad, la gente no se quiere vacunar. El miércoles pasado la jornada fue inesperada y absurda. Horas después que el Ministerio de Salud dijera que mantenía las medidas de prevención contra la Covid-19 el presidente Luis Abinader dispuso lo contrario: que cuidarse sería una opción, no una obligación, lo que se ha traducido en que muchos dejen las mascarillas.

Ese día la positividad diaria era de 7.59% y la de las últimas 4 semanas de 9% con tendencia a la baja. Había 253 casos nuevos, 2,365 casos activos, el 8% de las camas hospitalarias en uso y el 10% de las UCI y los ventiladores. Además notificaron 3 muertes (una en las últimas 24 horas).

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Ayer, una semana después, la positividad diaria subió a 8.83% aunque la de las 4 últimas semanas bajó a 6.84%, hay 2,353 casos activos con 440 nuevos y el 6% de las camas hospitalarias está en uso, así como el 8% de las UCI y el 6% de los ventiladores.

Hasta ahora solo la vacunación ha sufrido. Fue un fallo pasar de la tercera dosis obligatoria – antes del 21 de febrero- a apelar a la conciencia social: hoy los puestos están vacíos y, a causa de ello, habrá que donar unas vacunas que tanto esfuerzo y dinero han costado. Lo peor es que puede llegar el momento en que, al relajarnos con las medidas, haya un rebrote. ¿Qué pasará con quienes están sin vacunar? Ya veremos.