Tras la ruta de la Virgen de la Altagracia

Tras la ruta de la Virgen de la Altagracia

A través de esta primera  ruta se muestran los lugares donde es venerada  por los dominicanos la Virgen de la Altagracia, a propósito de la celebración

Conocer los  lugares de  República Dominicana que por sus atractivos mágicos, religiosos, tangibles o no, se constituyen en espacios representativos de la cultura nacional  dignos de ser visitados es el objetivo principal del proyecto Rutas Turísticas Culturales que desarrolla la Secretaría de Cultura, a través de la Dirección de Turismo Cultural.

Por esa razón se ha  elaborado una lista   que reseña algunas de las tantas expresiones culturales que se suceden en el país durante todo el año y que por su importancia como patrimonio de nuestra nación, merecen ser divulgadas.

El próximo lunes 21 se celebra  la Fiesta a la Virgen de la Altagracia, considerada  la patrona del pueblo dominicano.

Historia y Tradición

El culto a la Virgen data de principios del siglo XVI cuando según  cuenta la historia fue llevada a Higüey por los hermanos Trejo, pero según la tradición  la imagen  fue entregada  a un padre para su hija y al desaparecer varias veces de la casa de la niña para reaparecer en un naranjo, los moradores de la zona interpretaron que la Virgen deseaba que la colocaran en la ermita.

Desde entonces su nuevo hogar fue la capilla de madera y paja donde después del 1572 se construyó y consagró el templo en piedra.

El culto a la Virgen inicia en la Basílica 9 días antes del 21 de enero, con misas y otras actividades religiosas.

Hasta el día de hoy los dominicanos celebramos con mucho entusiasmo el culto en honor a la Virgen de la Altagracia en los varios centros y santuarios que tiene el país para su veneración.

Uno de los más imponentes y concurridos es la Basílica de la Virgen de la Altagracia, en la provincia de Higüey, cuya arquitectura es imponente. Allí acuden miles de peregrinos a venerar a la Virgen, especialmente el  20 de enero, que antecede al día que oficialmente el santoral católico consagra al festejo a la Alta Gracia, también conocida como “Tatica”.

Los devotos se desplazan de variadas maneras; algunos van a pie, sin zapatos, venciendo el duro asfalto; otros arrodillados o vestidos de blanco como agradecimiento a la Virgen por haberle concedido una “gracia” o promesa.

Dentro de la iglesia se realizan varias misas  y todos quieren  pasar ante la imagen de la Virgen, para tocarla y expresarle simbólicamente su cariño.

Fuera de la edificación venden todo tipo de velas, estampas y objetos asociados a la devoción a la Virgen y tocan instrumentos legados por nuestros antecesores africanos como son los palos o atabales.

Presencia en cada región

En el sector La Otra Banda, de Higüey, los visitantes pueden  disfrutar de amplias exquisiteces propias de la zona, como dulce de coco nuevo, chicharrón de leche, buñuelo y, si desea algo más pesado,  la deliciosa carne salada.

En cuanto a la artesanía, esa zona  se caracteriza por las talabarterías que se pueden visitar en los alrededores de la iglesia de San Dionisio donde venden correas y carteras.

Los Caminos

En algunas de las carreteras del interior del país existen especie de altares o nichos  dedicados a la Virgen de la Altagracia. La mayoría  se encuentran en sitios en los que según la leyenda oral la Virgen ha realizado algún milagro. Éstos poseen una imagen de la Virgen resguardada dentro de una pequeña estructura en cemento. A éstos llegan en cualquier momento devotos de la Virgen que en ocasiones le rezan o encienden velas y cumplen con una que otras promesas.

Ruta  Turística Cultural, una interesante propuesta

En la comunidad de Mata los Indios, perteneciente al poblado norte de Villa Mella y enclave de la Cofradía de los Congos del Espíritu Santo, el 21 de enero de cada año se realizan una serie de actividades que incluyen la parte festiva, en honor a la Virgen de la Altagracia.

La celebración es antecedida por un novenario: cada noche las mujeres hermanadas por la Virgen, rezan y cantan las salves, algunas religiosas y otras sobre los problemas cotidianos de la comunidad, acompañadas de panderos, instrumento percusivo en forma de aro, recubierto con piel de chivo.

Esa comunidad inicia los preparativos del 21 de enero en la mañana, cuando la encargada de adornar la ermita que guarda la imagen de la Virgen, decora la misma antes del inicio de la procesión en la que desfilan por algunos lugares de la comunidad adultos y niños, vestidos como reyes y reinas y portando santos y banderas que acompañan a la Virgen, rememorando, sin proponérselo, las antiguas cofradías o asociaciones de negros que tuvieron su origen en la ciudad de Sevilla, España.

Tras dar tres vueltas alrededor de la casa que hace las veces de capilla del lugar cercano a casa de “Celo”,  mantenedora de esta fiesta, la procesión entra y frente al altar colocan con vehemencia la ermita que lleva a la Virgen y delante, o al lado de la mesa, algunos devotos, encienden velas y velones en su honor. Ahí también se interpretan tres canciones a ritmo de  palos, acompañados por el  balsié, tambor que se toca con la planta del pié.

Fuera de la capilla, se venden naranjas dulces y una de las delicias culinarias que identifican el área de Villa Mella, las catibías, empanadas elaboradas con yuca rallada y rellenas de carne molida, freídas al instante por su vendedora.

Los organizadores de la fiesta preparan en una rústica cocina, techada con pencas de yagua, la comida que repartirán a los presentes, la cual, al igual que la antes mencionada, identifica al lugar: arroz cocido a la leña y hervido en leche de coco  y  acompañado de un pequeño pedazo de carne de cerdo o, en ocasiones, solo con habichuelas rojas.

San José de Ocoa

La  provincia de San José de Ocoa inicia la celebración de sus fiestas patronales  nueve días antes del 21 de enero, con una serie de actividades religiosas y  profanas. El centro de estas fiestas es el parque del pueblo y las calles aledañas al mismo, en las que  algunas de las empresas licoreras del país colocan carpas, y en las que se baila bachata, expresión musical que goza de gran arraigo entre los habitantes de este pueblo. Ocoa tiene  variadas expresiones culturales poco conocidas, como  la  gayumba, instrumento musical casi en desuso.

Como parte de estas fiestas, en la iglesia del pueblo -hasta hace poco liderada por el padre Luis Quinn- desde la noche del 20 se realizan varias misas a las que acuden altos dignatarios de la Iglesia dominicana y de Canadá. Para  estas fiestas populares se realizan actividades culturales que incluyen conferencias, exposiciones y presentaciones artísticas de orquestas populares.

Misas, novenarios y rituales católicos en Santo Domingo

En el templo dedicado a la Virgen de la Altagracia en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, se realizan variadas actividades en su honor, auspiciadas por la Iglesia y por las mujeres  marianas.

Como parte de dichas celebraciones se realiza un novenario en el que cada día se reza y se entonan canciones a esta  patrona del pueblo dominicano y de esta iglesia a la que acuden masivamente residentes católicos del sector aledaño. Esto culmina el día 21 con una gran misa.

Comunidad de El Barro

Saliendo de Azua hacia Padre Las Casas, a 15 kilómetros,  se encuentra la comunidad de El Barro, una  zona empobrecida donde se venera a la Virgen de la Altagracia en una pequeña iglesia.

En tres altares populares ponen imágenes de la Virgen adornadas con collares y flores donde la comunidad ofrece sus cultos  y recibe calurosamente a quienes visitan el lugar.

Carretera Dajabón-Loma de Cabrera

A pocos metros de la entrada de la empinada carretera que conduce al municipio de Jarabacoa, y bordeada de decenas de puestos de ventas de arepa, existe un altar dedicado a la esta Virgen, patrona del pueblo dominicano, ante el que sus devotos hacen la señal de la cruz y en el que piden favores o simplemente dan gracias por los concedidos.

En este lugar hay una ermita o altar a la Virgen de la Altagracia en que los devotos a la Virgen, además de las velas y velones, ofrendan otro tipo de objetos que, según su creencia, merecen ser entregados a  su patrona por  haberles concedido alguna “gracia”.   Dejan allí muletas y pañuelos de los usados en la religiosidad popular para representar la naturaleza de los dioses, “seres” o  “misterios”.

Otro altar similar está en el punto más alto de la carretera hacia Constanza. Fue  diseñado por Thimo Pimentel, destacado ceramista dominicano.

Hay un amplio parqueo desde donde se puede disfrutar la hermosa vista del paisaje de montaña que caracteriza la región.

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