Tras terrible prueba, familiares de víctimas de accidente ponen esperanzas en Dios

Tras terrible prueba, familiares de víctimas de accidente ponen esperanzas en Dios

SÁNCHEZ-NAGUA .-A pesar del dolor y la frustración, las fuertes convicciones religiosas les permiten a los familiares conservar la esperanza de que sus parientes muertos la noche del sábado en un accidente están ahora junto al Señor.

Eso ocurre con la familia De los Santos, que perdió ocho de sus miembros en el accidente, en el que otros ocho integrantes resultaron heridos en el choque ocurrido en la comunidad La Majagua, en Sánchez, de Samaná

En esa tragedia perdieron la vida 13 personas, pero la cifra subió a 17 porque luego fallecieron cuatro de los 15 heridos.

Todos pertenecían a la iglesia Fe Apostólica y venían de un culto en la comunidad Guaraguao.

La familia de los Santos perdió a Bernardo, de 44 años; su hija Verónica, de 12 y sus sobrinos Paulina, de 11; Esteban de 22; Pablo, Antonio, Yodalis y Leonarda de 18, quien tenía ocho meses de embarazo.

A la joven, quien murió al instante, le practicaron una cesárea para salvar la criatura, pero murió. Los enterraron juntos.

Mientras que resultaron heridos Carlos Adel, Víctor, Yohan Marco, Noé, Adonis, Tatiana, Robin y Berenice, de 16 años, quien tenía 30 semanas de embarazo, pero perdió al bebé. Están en el hospital de Nagua y en San Francisco de Macorís.

Carlos Adel, de 44 años, interno en Nagua, tiene una herida en la cabeza y el hombro dislocado.

“Veníamos de la campaña al paso mientras alabamos a Dios con cánticos y cuando llegábamos a La Majagua, el camión se cruzó para el carril de nosotros, pero yo no recuerdo más nada, porque quedé inconsciente y desperté aquí en el médico”, expresó De los Santos, quien no sabe que sus familiares murieron.

Santa Payán, esposa de Carlos, explicó que ella y sus cuatro hijos estaban cambiados también para ir al culto, pero su esposo le dijo que no tenía suficiente dinero para llevarlos, y tuvieron que quedarse.

La familia De los Santos vivía en el barrio Chichiguaó, donde es evidente la desolación, el dolor y la frustración de los vecinos, quienes no logran reponerse de la que hasta ahora ha sido la peor tragedia en la zona.

En la humilde iglesia de madera y zinc, en la que se congregaban los feligreses, estaba Humberto de Los Santos, quien lamentaba la muerte de su hija y la de su hermano, espera la pronta recuperación de su esposa Yolanda Capó y su hijo Johan Marco.

“Ha sido un golpe muy duro. Esta gente venía de alabar a Dios y mira lo que el enemigo le puso en el camino. Esto ha sido una prueba muy fuerte, pero nos deja un mensaje que buscaban de Dios, estaban preparados y se fueron con el Señor” indicó.

En el Centro Médico La Unión están Sergio Rafael Grullar de 20 años, Elaine Acosta, de 15, y otro menor de 16.

Entre llantos, Rafael Grullar, padre de Sergio, explicó que no esta consciente. Le han hecho dos cirugías, está en cuidados intensivos y está estable dentro de su condición. El joven se fracturó una costilla, que le afectó órganos.

“Llegó de la universidad y enseguida se bañó para irse al culto. Un muchacho bueno, de bien, de la casa, a la universidad y de ahí para a la iglesia. Mi muchacho”.
Mientras que Maritza Severino, tía de Elaine, dijo que está estable y que sufrió traumas, fractura de cadera, pierna y tobillo.

En tanto, Irene Elaine Valdez, hermana del menor de 16 años, dijo que sufrió golpes contusos y fractura en una pierna.

Angustiada, Irene cuenta que fue una de las primeras en llegar al lugar del accidente y al ver a sus hermanos de iglesia tomó valor para ayudar a los heridos.

“Cuando yo vi a mí hermano me iba a desplomar, pero me dijo que me tranquilizara que estaba bien. Tomé valor y ayudé a los demás”.

La joven contó que se había cambiado para ir al culto, “pero me dio un desánimo y no quise ir”.

Más fallecidos. Otras de los fallecidos fueron la pastora Damiana Adames de Medina, su hermana Paula y su prima Elianni. En esta familia resultaron heridos el esposo de la pastora, Máximo Medina y la hija de ambos Dorca Ester, de 8 años, ambos están estables, en el hospital de La Vega.

“Damiana era una mujer con muchas virtudes, servicial cooperadora, compró el camión para la iglesia para llevar a los feligreses a los cultos. Ayer domingo fue un día que no olvidaremos jamás”, sostuvo Zoraida Díaz, prima de la víctima.

Otro de los fallecidos fue el chofer del camión, Antonio Gerónimo.

Testigos. “Yo escuché un estruendo y de pronto se iluminó todo, salí corriendo y vi a toda esa gente tirada en la calle, llena de sangre y pidiendo ayuda”, dijo Teresa Ovalle, quien salió a socorrer a los heridos.Contó que vio a una mujer, quien tenía el brazo

fracturado y por los nervios no podía hablar, pero le señalaba hacía la jardinera de su casa.

“Estaba muy insistente en que mirara hacía donde estaban las flores, yo fui y ahí estaba un niño de un año y medio, me quedé impactada, estaba tranquilito sentado y cuando nos vio empezó a llorar, se lo llevamos y ahí ella se desmayó”, expresó. El pequeño no sufrió ni un rasguño.

Manifestó que todos los vecinos salieron a socorrer a los heridos y a buscar sabanas para cubrir a los muertos. Dijo que esa noche en la comunidad nadie durmió.

La Autoridad Metropolitana de Transporte informó que el culpable del accidente fue el conductor de la patana, Ronald Parreño.

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