Trascendencia de las madres

Trascendencia de las madres

La función materna llega a su día especial del año convocando a reflexiones más allá del merecido culto a la mujer que hace nacer y puebla naciones. El vínculo afectivo que lleva a muchos hijos a colocarla como el insustituible amor de sus vidas. Ella es por antonomasia, dedicación y sacrificio por el vástago alumbrado. Pero como ente femenino es también víctima de una sociedad maltratadora. En República Dominicana, donde la madre recibe en este momento gran carga de angustia por la difusión de una terrible enfermedad tanto para sí misma como para los frutos de su vientre, la preñez llega precoz demasiado veces por la embestida del macho adulto y violador sin que la ley lo trate indefectiblemente como transgresor que da paso a círculos viciosos de partos en adolescencia de generación en generación.

La condición de madres solteras, echadas al abandono por la masculinidad irresponsable, es de alta reproducción en campos y ciudades dominicanos. El país es también un multiplicador de tratamientos salariales inferiores para el sector femenino respecto de los varones a pesar de constituir el conglomerado de más exitosa formación. Es frecuente que ejerza la función maternal en desamparo. Se habla mucho, y hasta con admiración y respeto, de las progenitoras, honores con déficits de atenciones a las amargas realidades materiales y legales de muchas de ellas, madres “queridas” pero no siempre comprendidas.

 

Un déficit de autenticidad

En los países de equipos electrónicos de precios justos y servicios de Internet librados de brutales aranceles, la conexión maestros-alumnos de la enseñanza pre-universitaria compensa significativamente la ausencia de los aprendizajes presenciales. República Dominicana está atrás en masificación digital y las computadoras que regalan son de cuestionada calidad, seguramente pagadas como las mejores del mundo. El déficit local de usos educativos on line está envuelto en la nube publicitaria de la “República Digital”. La mayoría ciudadana no está suficientemente edificada del daño que causa el cierre provisional de escuelas. Los botafumeiros del incompleto progreso informático no dejan pasar la luz del sol que permita ver los hechos. Algo parecido le ocurrió a Diógenes cuando el orgulloso Alejandro el Grande le estorbó con su sombra. ¡Quítese de ahí!

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