Trasladan centenares de familias La Barquita

Trasladan centenares de familias La Barquita

Centenares de familias residentes en la orilla del río Ozama, debajo del puente «La Barquita», en Santo Domingo Este, fueron evacuadas ayer luego de que el río, crecido por las lluvias en cabecera, inundara sus frágiles viviendas.

Al menos 700 personas fueron llevados a los refugios habilitados en la iglesia y la escuela del empobrecido sector, otras tantas permanecían en la calle Central del barrio, mientras algunos lograron alojarse en casa de vecinos y familiares que viven en las proximidades.

Varias de las personas afectadas expresaron que la crecida del río fue tan repentina que no tuvieron tiempo de sacar sus pertenencias.

«Todo lo mío está ahí adentro; la mayoría de los que vivimos en la orillita del río no tuvimos tiempo de sacar nada, porque fue de rápido que subió esa agua», dijo Adriana Montilla, una de las afectadas.

Miriam Herasme, propietaria del colmado «Rosalinda», dijo que la inundación le dañó gran parte de la mercancía de su negocio.

Eleuterio Batista, coordinador de la Cruz Roja en la zona, dijo que a partir de las tres de la tarde tuvieron que desalojar al menos 300 familias y llevarlas a los refugios.

Batista señaló que más de 70 brigadistas de los bomberos, la Defensa Civil y la Cruz Roja laboraban en el lugar socorriendo a los damnificados.

Dijo que los organismos de socorro de la zona estaban en máxima alerta ya que el río seguía creciendo y las aguas amenazaban con inundar otros sectores levantados en la ribera del río.

«Ya en ribera del Ozama el río está amenazando con inundar el lugar y en Canta la Rana, al final de Los Tres Brazos, el agua ha comenzado a adueñarse del terreno, lo que representa un peligro para los residentes del sector», advirtió Batista.

Algunos de los afectados dijeron que el agua comenzó a entrar en las casas desde las cinco de la mañana, por lo que se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Varios de ellos alegaron que la inundación ocurrió tan rápido que no tuvieron tiempo de sacar nada.

Agentes de la Policía Nacional vigilaban el lugar en prevención de robos, pues según los vecinos algunos rateros aprovechan que la gente salga de las casas para robarle sus pertenencias.

Aunque el miedo y la desolación era evidente en la mayoría de los afectados con las inundaciones, no faltaron algunos que aprovecharon el momento para tomarse unas cuantas cervezas y jugar una partido de dominó en plena calle.

Como en otras ocasiones, los socorristas se quejaron porque gran parte de las personas se resisten a ser evacuadas a pesar de la inminencia del peligro.

«El problema es que se llevan lo que uno tiene», dijo una de las afectadas.

Dora Hilda Urbáez Féliz, una damnificada, dijo que los residentes en el sector La Barquita saben el peligro a que se exponen, pero que tienen que vivir a la orilla del río porque su situación no le permite vivir en otro sitio más seguro.

«Si yo tuviera la posibilidad viviera en el Naco, yo vivo aquí porque no puedo vivir en otro sitio», adujo la señora.

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