Trasladan de San Carlos cura enfrentó el crimen

Trasladan de San Carlos cura enfrentó el crimen

El párroco José Luis Hernández, de la Iglesia San Felipe Diácono, en el barrio capitalino de San Carlos, quien ha enfrentado la delincuencia y denunciado la ineficiencia de las autoridades para resolver los males sociales, fue traslado a las parroquias San Elías Profeta, de Villas Agrícolas y San José, de Villa Consuelo, por orden del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo.

El traslado del cura José Luis a iglesias ubicadas en sectores del Distrito Nacional, se produce por su propia petición, según dijo a feligreses que se congregaron ayer en la iglesia San Felipe Diácono, inconforme por considerar que fue dejado solo en su lucha contra los delincuentes juveniles que arropan al sector San Carlos.

Al oficiar la tradicional misa dominical, se quejó de que la feligresía y el resto de la comunidad, le dieron la espalda ante los múltiples males que trató de resolver en la barriada sancarleña.

El traslado del párroco, en cuyos brazos lloraron niños, niñas, adolescentes, adultos y envejecientes ayer en la mañana, tras enterarse de su partida, se hará efectivo el próximo miércoles a las 7:00 de la noche.

Al conversar con redactores de HOY, el sacerdote Hernández admitió que quizás su forma de enfrentar a los delincuentes en su propio terreno y hasta de salir en su búsqueda cuando fue necesario, pudo haber caído mal a algunos sectores de la comunidad.

Lamentó que además de los delincuentes, fueran religiosos quienes lo enfrentaron con mayor firmeza para impedir el saneamiento del barrio San Carlos, como se lo estaba haciendo.

«Tratamos de brindar nuestro servicio lo mejor posible y dedicamos todo nuestro empeño al saneamiento de la comunidad, tanto a nivel material como de persona, para construir una sociedad diferente, nueva, pero no pudimos», dijo.

Sostuvo que desde que llegó a San Carlos, inició un trabajo para enfrentar la delincuencia en coordinación con la comunidad y los integrantes de juntas de vecinos.

No obstante, según añadió, este trabajo no prosperó más de tres meses por lo que entiende, fue la falta de respaldo de la comunidad cristiana, que también es afectada por las acciones delictivas.

«Creo que la comunidad, en especial la comunidad cristiana, la de la iglesia, algunas de las cuales se dividieron e hicieron todo lo posible para que se marchara, incluso, llegaron a obstaculizar mi trabajo», sostuvo Hernández.

Manifestó que el hecho de que miembros de la propia comunidad cristiana hablaran en su contra de una manera despectiva en las calles del sector, le causó un gran malestar, puesto que su interés era librarlos de los pandilleros juveniles.

«Pero así es la cosa y estamos más esperanzados ahora, porque iremos a otra comunidad», dijo.

Alegó que había pedido su traslado al cardenal desde hacía varios meses, pero que no se le concedió porque se desempeñaba como coordinador de la Zona Colonial por tres años.

«Mi traslado lo ordenó el cardenal a solicitud nuestra»; apuntó el sacerdote Hernández.

[b]SOLO CONTRA DELINCUENTES[/b]

«La comunidad me dejó solo en la lucha contra los delincuentes. Quizás el método que yo empleaba no era del todo adecuado, debido a que en ocasiones asumí posiciones que no me correspondían, como era la de salir a buscar delincuentes para detenerlos junto a la Policía», sostuvo.

Afirmó que la actitud de rechazarlo (a él) por sus acciones contra los pandilleros que cometían fechorías en el barrio, lo hizo luego entender que no valía la pena luchar por el bienestar, la tranquilidad y la seguridad de otros, quienes no comprenden que se trabaja a su favor.

«Así no se puede. Es mejor dedicar las energías y esfuerzos en otro lugar donde sí amen y quieran el trabajo de uno», dijo el cura Hernández con cierto dejo de inconformidad.

Recordó que por enfrentar a los delincuentes en San Carlos, fue agredido en varias oportunidades y que, incluso, hasta le fracturaron una mano y apedrearon el templo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas