Trastorno de hiperactividad y déficit de atención

Trastorno de hiperactividad  y déficit de atención

Todos los días Enrique enfrentaba la frustración real de no poder concentrarse lo suficiente como para poder completar una tarea. Fue despedido de su trabajo porque perdía inventario y llenaba los formularios descuidadamente.

A través de los años, con el temor que podía estar volviéndose loco, vio varios psicoterapeutas y probó varios medicamentos, pero nada lo ayudó a concentrarse. Vió la misma falta de concentración en su hijo pequeño y se preocupó.

El trastorno de hiperactividad y déficit de atención (Attention Deficit Hyperactivity Disorder o ADHD, por sus siglas en inglés), antes llamado hiperquinesia o disfunción cerebral mínima, es uno de los trastornos mentales más comunes. Se calcula que afecta entre el 3 y el 5 por ciento de todos los niños y a menudo sigue a través de la adolescencia y de la edad adulta, causando una vida de sueños frustrados y dolor emocional.

El ADHD es un diagnóstico que se le aplica a niños y adultos que constantemente demuestran ciertos comportamientos característicos por un período de tiempo. Los comportamientos más comunes caen en tres categorías: falta de atención, hiperactividad, e impulsividad.

Falta de atención. Las personas que son distraídas tienen dificultad concentrándose en una sola cosa y se pueden aburrir con una tarea luego de sólo unos pocos minutos. Pueden prestar atención en forma automática y sin esfuerzo si se trata de actividades y cosas que les gustan. Pero el concentrar atención deliberada y consciente en organizar o completar una tarea o aprender algo nuevo les es difícil.

Hiperactividad. Las personas hiperactivas parecen estar siempre en movimiento. No pueden sentarse quietas o pueden precipitarse o hablar sin parar. El permanecer sentados quietos a lo largo de una tarea puede ser una tarea imposible.

Los niños hiperactivos se retuercen en sus asientos o vagan por el cuarto. O pueden menear los pies, tocando todo o dando golpecitos con el lápiz.

Los adolescentes y adultos hiperactivos pueden sentirse muy inquietos. Pueden tratar de hacer varias cosas a la vez, rebotando de una actividad a la siguiente.

Impulsividad. Las personas que son demasiado impulsivas parecen ser incapaces de controlar sus reacciones inmediatas o de pensar antes de actuar.

A raíz de esto, pueden hacer comentarios poco apropiados o pueden cruzar la calle corriendo sin mirar. Su impulsividad puede hacer que les sea difícil el esperar cosas que quieren o a esperar su turno durante juegos. Pueden sacarle un juguete a otro niño o pegarle cuando están alterados.

Claro que no toda persona que es demasiado hiperactiva, distraída o impulsiva tiene un trastorno de atención. Para evaluar si una persona tiene ADHD, los especialistas consideran varias preguntas críticas: ¿son éstos comportamientos excesivos, a largo plazo y penetrantes? Es decir, ¿ocurren más a menudo qué en otras personas de la misma edad? ¿Son un problema continuo y no sólo una respuesta a una situación temporaria? ¿Ocurren los comportamientos en varios marcos o en un lugar específico tal como el campo de recreo o la oficina? El esquema de comportamiento de la persona es comparado con un conjunto de criterios y características del trastorno.

Estos criterios aparecen en el libro “Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales” (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) o DSM. Conforme al manual, hay tres esquemas de comportamiento que indican que existe ADHD:

[b]Señales de falta de atención:[/b]

• Distraerse fácilmente con imágenes y sonidos irrelevantes.

• Falta de atención a detalles y descuidos.

• Dificultades para seguir instrucciones con cuidado y por completo.

• Perder u olvidar cosas tales como juguetes, libros, y herramientas que se necesitan para una tarea.

[b]Señales de hiperactividad:[/b]

• Sentirse inquieto a menudo, agitándose nerviosamente.

• Correr, trepar o dejar el asiento en situaciones en las cuales se espera que la persona o el niño permanezca sentado y se comporte con tranquilidad.

• Dar respuestas antes de terminar de escuchar la pregunta.

• Dificultad para esperar el turno.

Debido a que todos mostramos este tipo de comportamiento a veces, el DSM contiene pautas muy específicas para determinar cuándo indican ADHD. Los comportamientos deben aparecer temprano en la vida, antes de los 7 años, y deben continuar por al menos 6 meses.

Cuando se trata de niños, deben ser más frecuentes o severos que en otros de la misma edad. Y, sobre todo, los comportamientos deben crear una verdadera incapacidad en al menos dos áreas de la vida de una persona, tal como la escuela, el hogar, el trabajo, o marcos sociales. Entonces, alguien cuyo trabajo o amistades no están afectados por estos comportamientos no sería diagnosticado con ADHD. Tampoco lo sería un niño que parece ser demasiado activo en la escuela pero que funciona bien en otro lugar.

[b]DIFERENCIANDO EL PROBLEMA[/b]

Muchas cosas pueden producir comportamientos hiperactivos. Desde miedo crónico hasta ataques leves, puede hacer que un niño parezca ser demasiado activo, peleador, impulsivo o distraído.

Por ejemplo, un niño anteriormente servicial que se vuelve demasiado activo y fácilmente distraído después de la muerte de uno de sus padres está enfrentándose a un problema emocional, no ADHD.

Una infección crónica del oído medio también puede hacer que un niño parezca distraído y no servicial.

También lo puede hacer el vivir con miembros de la familia que son abusivos o adictos a drogas o al alcohol. ¿Puede usted imaginar a un niño concentrándose en una clase de matemática cuando su seguridad y bienestar están en peligro todos los días? Niños así están demostrando los efectos de otros problemas, no ADHD.

También es importante darse cuenta de que durante ciertas etapas de desarrollo, la mayoría de los niños tienden a ser distraídos, hiperactivos o impulsivos –pero no tienen ADHD–.

Los preescolares tienen mucha energía y corren a donde sea que van, pero esto no significa que son hiperactivos. Además, muchos adolescentes pasan por una etapa en la cual son desordenados, desorganizados y rechazan autoridad. Esto no significa que tienen un problema de por vida en cuanto a controlar sus impulsos.

El ADHD es un diagnóstico serio que puede requerir tratamiento a largo plazo con asistencia psicológica y farmacológica. Por lo tanto, es importante que un médico busque primero y trate las muchas otras causas de estos comportamientos.

Una de las dificultades de diagnosticar ADHD es que a menudo es acompañado por otros problemas. Por ejemplo, muchos niños con ADHD también tienen una dificultad de aprendizaje específica, lo cual significa que tienen problemas para aprender un idioma o ciertas habilidades académicas, típicamente lectura y matemática.

Lo más serio es que casi la mitad de todos los niños con ADHD –la mayoría son varones– tienden a tener otra condición llamada trastorno oposicional desafiante. En algún momento, muchos niños con ADHD pueden tener otros trastornos emocionales. Aproximadamente una cuarta parte sienten ansiedad o depresión.

[b]¿QUÉ CAUSA EL ADHD?[/b]

El ADHD no surge del ambiente del hogar, como antes se pensaba, sino a raíz de causas biológicas. No hay ninguna relación clara entre la vida del hogar y el ADHD. No todos los niños de hogares inestables o disfuncionales tienen ADHD. Y no todos los niños con ADHD provienen de familias disfuncionales. El saber esto puede quitar una enorme carga en esos padres que se sienten culpable por el comportamiento de sus niños.

Se ha descubierto que las personas con el trastorno tienen menos actividad en ciertas áreas del cerebro. Los científicos esperan comparar el uso de glucosa y el nivel de actividad en casos leves y severos del ADHD. También tratarán de descubrir porqué algunos medicamentos usados para tratar ADHD funcionan mejor que otros y si los medicamentos más efectivos aumentan actividad en ciertas partes del cerebro.

Otras posibles causas son: el uso de alcohol durante el embarazo, uso de drogas como cocaína, exposición a plomo e influencias genéticas: niños que tienen ADHD por lo general tienen al menos un pariente cercano que también tiene ADHD.

[b]¿CÓMO SE IDENTIFICA Y SE DIAGNOSTICA EL ADHD?[/b]

Muchos padres ven señales de déficit de atención en sus pequeños antes de que el niño empiece la escuela. Por ejemplo, a los 3 años, el hijo de Enrique ya demostraba algunas señales de hiperactividad. Parecía perder interés y distraerse, aún durante sus programas favoritos de televisión o durante juegos. Una vez, jugando a la pelota, ¡se fue del juego antes de que la pelota siquiera le hubiera llegado!

Al igual que el hijo de Enrique, un niño puede no poder concentrarse lo suficiente como para jugar un juego simple. O un niño puede estar precipitándose por todas partes, fuera de control. Pero dado que los niños maduran a distintas velocidades y son muy diferentes en cuanto a personalidad, temperamento y nivel de energía, es útil obtener la opinión de un profesional para saber si los comportamientos son apropiados para la edad del niño.

Ver un niño como idéntico a su padre puede impedir que los padres detecten la necesidad de conseguir ayuda. Les puede costar a los padres ver que el comportamiento del hijo es un problema cuando el problema es tan parecido al de uno de ellos. De hecho, como en el caso de Enrique, muchos padres reconocen su propio trastorno por primera vez sólo cuando sus hijos son diagnosticados.

En muchos casos, la maestra es la primera en reconocer que el niño es hiperactivo o distraído y puede consultar con la psicóloga de la escuela. Los maestros, que trabajan con muchos niños, saben cómo se portan niños típicos en situaciones de aprendizaje que requieren atención y autodominio.

Debido a que las escuelas piden que los niños permanezcan sentados, esperen su turno, presten atención y cumplan con una tarea, no es ninguna sorpresa que muchos niños con ADHD tienen problemas en la clase. Como resultado de esto, muchos alumnos con ADHD repiten un grado o abandonan los estudios. Afortunadamente, con la combinación apropiada de prácticas educativas, medicación y ayuda psicológica, estos resultados se pueden evitar.

[b]ADULTOS CON ADHD[/b]

Hasta hace pocos años, no se pensaba que los adultos tenían ADHD; por lo tanto, muchos adultos con síntomas que continúan nunca han sido diagnosticados. Personas como Enrique viven décadas sabiendo que algo les pasa, pero sin saber qué es. Más de la mitad de los niños con ADHD continúan teniendo síntomas a través de su edad adulta. El conocimiento reciente del ADHD adulto significa que muchas personas pueden ser correctamente diagnosticadas y tratadas.

Un diagnóstico correcto permite que la persona progrese en su vida. Una vez que se conoce el trastorno, puede empezar a recibir cualquier combinación de ayuda educacional, médica o emocional que necesita.

Un plan efectivo de tratamiento ayuda a personas con ADHD y sus familias en muchos niveles. Para adultos con ADHD, el plan de tratamiento puede incluir medicación junto con apoyo práctico y emocional. Para niños y adolescentes, puede incluir un plan adecuado en la escuela, el medicamento correcto y ayudar a los padres a manejar el comportamiento del niño.

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