Trata de mujeres y explotación sexual

Trata de mujeres y explotación sexual

Recientemente se publicó un estudio que realizamos para la OIM sobre mujeres dominicanas víctimas de trata en otros países.

Las mujeres entrevistadas emigraron a países como: Argentina, El Líbano, Guyana Francesa y Suiza. El proceso migratorio estuvo bañado de engaños y secuestros por parte de personas que valiéndose de su desinformación y necesidad de emigrar la sometieron a múltiples formas de explotación y vejación.

Las mujeres entrevistadas fueron explotadas sexualmente. Ejercieron el trabajo sexual contra su voluntad y en condiciones de secuestro, maltrato físico y psicológico.

Es importante hacer la diferencia entre la explotación sexual y el trabajo sexual en mujeres dominicanas migrantes. Esto así porque algunas mujeres que emigran se insertan en redes de trabajo sexual en forma voluntaria, mientras que otras son engañadas con la imagen de un supuesto contrato de trabajo doméstico u otro tipo. 

Existe trabajo sexual como bien plantea Arturo Peláez cuando “se conserva intacta la posibilidad de definir el tipo y modalidad de actividades a realizar, cuando las interacciones con la clientela son el resultado de acuerdos consensuados, cuando se puede disponer cabalmente de los ingresos obtenidos y, sobre todo, cuando los motivos para incorporarse y perseverar en esta actividad ocurren al margen de cualquier tipo de coerción”. (Peláez, 2008: 30).

Estas condiciones no se producen en el caso de las mujeres víctimas de trata como bien planteamos anteriormente. Los factores que propician la explotación sexual de las mujeres son:

– Falta de conciencia de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres,

– Historias de violencia social y sexual de las mujeres,

– Falta de oportunidades educativas y laborales de las mujeres,

– Contexto socio-económico familiar vulnerable que empuja a las mujeres a emigrar y a ser sensible al engaño y la trata,

– Falta de denuncias y sanciones efectivas contra las redes de trata de mujeres,

– Presencia de redes de trata de mujeres en comunidades rurales y urbanas que operan con cierta impunidad y utilizan vínculos familiares y primarios con mujeres en condiciones vulnerables.

– Ausencia de respuestas institucionales eficaces.

– Ausencia de políticas públicas dirigidas al desarrollo humano con perspectiva de género.

Las mujeres se convierten así en víctimas continuas de trata y explotación sexual porque no cuentan con oportunidades de educación, empleo, movilidad económica y seguridad social y familiar.

La ausencia de procesos judiciales e institucionales transparentes y eficaces contra la trata de mujeres convierte este fenómeno en una constante en nuestro país, en muchos casos la complicidad con estamentos de poder la fortalece y la mantiene en la impunidad.

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