Tratamiento deficiente de aguas residuales eleva contaminación

Tratamiento deficiente de aguas residuales eleva contaminación

En términos de agua potable y saneamiento, la República Dominicana presenta números alarmantes que evidencian una bomba de tiempo en materia ambiental: 41,370 toneladas de lodo fecal producidas por un 6% de la población que carece de inodoros y letrinas y que vive principalmente en las zonas rurales.

De las 428,000 toneladas de lodo producido por las aguas residuales domésticas, solo un 2% se trata y se dispone de manera adecuada en los sistemas sanitarios.

En 2010, de 50 plantas de tratamiento instaladas en todo el país 30 estaban fuera de servicio, y de 37 sistemas de alcantarillado sanitario 32 operaban pero solo cinco funcionan bien, y una cantidad similar no servía.

Y según un informe presentado por el Ministerio de Medio Ambiente en 2015, solo seis hoteles del Distrito Nacional tienen plantas de tratamiento que están en operación.

En el otro extremo de la balanza aparece una inversión ínfima de parte del Gobierno en el sector de agua potable y saneamiento, que no se corresponde con la magnitud de las consecuencias que se pudieran presentar.

De hecho, de 2010 a 2015 el presupuesto asignado a ese renglón alcanzó los RD$48,660.3 millones, mientras el gasto total del Gobierno en el mismo período ascendió a RD$2,861,905.

Esos datos aparecen en el Diagnóstico Nacional de Aguas Residuales y Excretas, realizado por el consultor Leonardo Mercedes como soporte de un trabajo para la Estrategia Nacional de Saneamiento que debe implementar el Gobierno.

El estudio, presentado a las autoridades el año pasado, contó con los auspicios del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa), el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Cobertura de saneamiento. De acuerdo con los datos que presenta el informe, hasta 2010 la cobertura de saneamiento domiciliario era de 94%, y de esa cantidad un 70% de las viviendas tiene inodoros y un 24% letrinas. El 6% restante abarca los hogares, en su mayoría de la zona rural, que carecen de esas instalaciones para hacer sus necesidades fisiológicas.

En cuanto al saneamiento mejorado, “el 80% tenía dicho servicio, 85% urbano y 71% rural. Según ENDESA 2013 la meta de 80.55% de cobertura de los ODM fue superada, evidenciándose una significativa mejoría en la cobertura de saneamiento”, establece Mercedes en el informe.

Los resultados del estudio registran la existencia de una gran desigualdad en materia de servicios sanitarios entre las zonas urbanas y rurales.

“La población urbana tiene acceso a inodoro en un 80% y la rural en solo 37%, inequidad que también se expresa entre las regiones, observándose que la práctica de “fecalismo” es generalizada en las regiones Enriquillo, El Valle e Higuamo, mientras que en las regiones Ozama y Cibao Norte predomina el inodoro.

“Las dos primeras regiones son las que mayor cantidad de hogares pobres poseen y las de más bajos Índices de Calidad de Vida (ICV) entre todas las regiones, con 58 y 59 respectivamente, seguidas por la región Cibao Noroeste, con 62 (junto a las dos anteriores forman la Zona Fronteriza) e Higuamo, con 64”, expresa Mercedes.
Aguas residuales. Otro de los hallazgos del estudio indica que el sector agrícola es el mayor productor de aguas residuales, con 149 metros cúbicos por segundo. Le siguen el sistema de agua potable y saneamiento, con 59 metros cúbicos por segundo, y las aguas residuales domésticas con 31 metros cúbicos por segundo al 2014.

De las aguas residuales domésticas “apenas se trata alrededor del 11%, lo que indica que 27 m3/s van a los cuerpos receptores sin ningún tipo de tratamiento”.

Todos esos vertidos, los del sector agrícola, de las plantas de tratamiento y del área doméstica contaminan el medio ambiente y degradan las aguas superficiales y subterráneas con su carga de pesticidas, bacterias, virus y otros microorganismos patógenos, dice Mercedes.

Agua potable. Con relación al suministro de agua potable en el informe se plantea que la capacidad de producción del país ronda los 62.27 metros cúbicos por segundo, en 1,272 acueductos. De esa producción “solo se aprovecha el 72% para proveer el servicio al 84% de la población (90% de la zona urbana y el 67% de la zona rural). De dichos sistemas, el 34% es operado por entidades públicas y el 66% por operadores comunitarios y ONG”.

En el Censo de 2010 se registraron 2,049,202 acometidas de agua potable, de las cuales el 46% eran intradomiciliarias (40% en la zona urbana y 6% en la zona rural), y un 30% fuera de la casa.

Bajo presupuesto. El dato más contradictorio del estudio es la poca inversión que históricamente los gobiernos dominicanos destinan al agua potable y sistemas sanitarios, y en adición a eso son servicios con un alto componente de subsidio por las deficiencias en las cobranzas, sobre todo en agua potable.

“La operación de sus servicios depende del Gobierno Central y sus inversiones en infraestructuras son financiadas con recursos provenientes del Presupuesto Nacional y externos, siendo muy escaso el aporte de recursos propios por parte de las entidades operadoras, cuyas recaudaciones apenas alcanzan el 34% de sus gastos operativos.

“Existe una tendencia a la reducción de la participación estatal en el financiamiento sectorial; la del año 2015 (US$171 millones) fue la menor en el quinquenio 2010-2015, alcanzando apenas el 0.33% del PIB del periodo, y la más baja (1.22%) en 25 años en relación al Gasto Total del Gobierno central”.

Inequidad. Mercedes explica además que hay una marcada inequidad en perjuicio de la zona rural y del saneamiento, en lo que a la distribución de las inversiones se refiere.

En sentido general, de cada RD$100 invertidos en agua y saneamiento, RD$95 se quedan en la zona urbana y RD$94 se destinan a agua potable, aunque con leves variaciones en 2014.

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