Trayectoria cívica de un pueblo

Trayectoria cívica de un pueblo

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Por nueva vez, el próximo domingo 14, los banilejos se volverán a reunir en una área del parque Mirador para compartir la gran confraternidad que se ha venido consolidando, desde que el pasado mes de febrero del 2003, se celebrara el I Convite Banilejo.

En esta ocasión, se celebrará el III Convite Banilejo para reunir a toda una comunidad, anhelante de volver a encontrarse, no solo con sus amigos de infancia de su natal Baní o de sus campos aledaños, sino, que son muchos los amigos y relacionados que acuden para disfrutar de la alegría de una gran familia, que sacudiéndose de sus preocupaciones, hayan el momento para rendirle culto a la amistad y al compañerismo, en medio de los recuerdos que una vez hicieron vibrar a todos los que supimos beber de las aguas del río Baní, disfrutar de su frutas o del dulce de leche banilejo.

En momentos que la sociedad dominicana se desmembra, ante el auge de la violencia, debido al colapso de la familia a todos los niveles, desde los más pobres hasta los más encumbrados, el ejemplo de Baní y de su familia, aparece como una esperanza de que el país podría imitar a una sociedad, que si bien no está ajena al problema y es golpeada por los mismos desmanes de la descomposición social, al menos, todavía tiene fuertes y sólidos lazos que le permiten sortear con éxito los más graves problemas que han convertido las calles de las poblaciones en tierra de nadie, y en donde cunde el temor al verlas cada vez más desiertas. Las casas se convierten en cárceles cerradas a cal y canto, hasta aguardando a los asaltantes que pondrían en peligro la vida de su ocupantes.

El próximo domingo es un día muy importante para los banilejos. Ya no es solo reunirse para compartir por algunas horas de los recuerdos de un pasado en que se era muy feliz, sino que es para ofrecerle una esperanza y un ejemplo al país, de que si ya una vez se dijo que Baní era una gran familia, ahora, en el siglo XXI, lo continúa demostrando cuando tantos oriundos del valle de Peravia acudirán en masa a disfrutar de la camaradería, de los espectáculos que se presentarán y de sus dulces más conocidos así  como de la famosa arepita de burén, que tiene tan buena fama por lo apetitosa de su masa, así como de la historia que trae añadida en cada una de las pequeñas barras de harina de maíz preparada al horno.

El convite benilejo es ya un acontecimiento social, fraternal y familiar. Hay que verlo como algo, que los banilejos sin proponérselo, están demostrando de como rescatar a la sociedad dominicana. Esta ha sido descuartizada por las corrientes modernistas que nos llegan de todas partes. El resultado es la creciente e indetenible ola de violencia, que solo se podría detener cuando se logre consolidar las familias y vuelva a ser lo que fueron en el pasado: un crisol de las buenas costumbres, de la moral, del civismo ejemplar y digno para sostener los ideales de Nación. Estos se han diluído antes el surgimiento de los valores negativos, que van desde un enriquecimiento al vapor, hasta una criminalidad basada en el consumo de drogas. Baní tiene las herramientas para lograr ese renacer del civismo y de la unidad familiar. Es algo que lo han visto destacados intelectuales que se han sentido atraídos por el carácter tan peculiar de los banilejos.

El ejemplo de Baní, ya demostrado en los pasados dos convites, ha recibido la admiración de todos por la alegría con que se celebran, con la presencia de una gran masa de seres humanos, animados tan solo por el deseo de encontrarse con el amigo de la escuela, del compañero del escape al río para bañarse en la Piedra del Chivo, en los Coquitos o quizás acudir con las compañeras de escuela al baño de la Batea, que localizada en el canal Marco A. Cabral, permitía que asistieran las adolescentes, con su peculiar e inocente coqueteo, en compañías de personas adultas y hasta disfrutaban de un día de campo, tan tradicional entre los banilejos, que retornaban de esas giras cercanas a la población, satisfechos del disfrute de los mangos y de haber compartido de la hermandad y el cariño que emanaban inocentemente de las relaciones barriales.

Hoy el país necesita del ejemplo banilejo. Por eso, este tercer convite, reviste tanta importancia para que sirva de estímulo a las demás poblaciones que desean rescatar los valores perdidos de la familia. Y en Baní, se demuestra que todavía existen, para continuar siendo una admirable sociedad, llena del ejemplo del trabajo tesonero y de la tozudez para enfrentar a una naturaleza muy avara en otorgarle sus riquezas. Solo se logra hiriendo a la tierra para llevar el agua hasta los predios agrícolas, que en Baní, se han convertido en un ejemplo de laboriosidad y de unidad familiar, destinada a preservar los valores que serán el punto de partida para rescatar a la sociedad dominicana. Esta ha perdido el rumbo y se ve abrumada por un castigo que supera sus fuerzas con la violencia dispuesta a destrozar vidas y propiedades.

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