Tren Arica-La Paz, vuelve a transitar en un viaje más de recuerdo que de futuro

Tren Arica-La Paz, vuelve a transitar en un viaje más de recuerdo que de futuro

ARICA, Chile. AFP.  A paso lento, con dos añosos vagones rojos, el Ferrocarril Arica-La Paz volvió a transitar este lunes por su sinuoso trayecto que arranca a orillas del mar, atraviesa el desierto y un fértil valle, para luego enfilar por montañas de arena y roca hasta a la capital boliviana.

Después de permanecer inoperativo durante los últimos siete años, Chile cumplió su compromiso de mantener operativa su parte de la vía férrea justo en el día en que se cumplieron 100 años de su inauguración, aunque el funcionamiento permanente del ferrocarril todavía no es una realidad.

Desde la Estación Arica, en el centro de esta ciudad ubicada a unos 2.000 km de Santiago, dos viejos vagones engalanados especialmente para la ocasión iniciaron un lento viaje de nueve horas hasta Vísviri, en la frontera con Bolivia, marcados por el recuerdo del antiguo esplendor de un ferrocarril que en su momento llegó a ser una importante conexión entre Arica y La Paz.

Hoy, sin embargo, ese brillo está lejos. Sus estaciones del lado chileno lucen semi-abandonadas, con construcciones resquebrajadas por el sol y cubiertas de polvo y arena, como si se trataran del escenario de viejas películas del oeste.

Pero el paisaje que las rodea es imponente y asombra por su variedad: en poco rato se cruza la ciudad de Arica, se pasa por un largo trayecto desértico y luego por el fértil valle del río Lluta, el más caudaloso del norte de Chile, que llena de verde largos parajes rodeados a su vez de monumentales cerros de arena.

Luego el ferrocarril atraviesa por estrechas murallas de piedra que parece casi alcanzar en su lento trayecto.   En su camino a Vísviri, a donde llegaba al anochecer, al final del trayecto chileno que cubre 205 km de los 440 que tiene en total el ferrocarril, el tren se detiene en la Estación Central o lo que queda de ella.

De la que fue una de las principales estaciones del ferrocarril queda hoy poco: varias construcciones abandonadas componen un paisaje de desolación en medio de la pampa chilena, sin que nada haga pensar que se está ante un tren que ha sido recién puesto en funciones.

Un tren histórico. Chile, vencedor de la guerra del Pacífico que lo enfrentó a Perú y Bolivia, se comprometió en un Tratado de Paz y Amistad firmado en 1904 a construir un ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz, como una forma de compensar la salida al mar que perdió Bolivia en ese conflicto.

Tras permanecer inactivo durante los últimos siete años por la devastación sobre los rieles que provocaron lluvias estivales y la quiebra de la empresa a cargo, la vía quedó habilitada gracias a trabajos de rehabilitación que se extendieron por más de dos años, a un costo de 45 millones de dólares.

Este lunes, el presidente Sebastián Piñera y el canciller Alfredo Moreno, junto a una decena de invitados especiales, recorrieron parte del trayecto -entre la Estación Arica y PoconChile- tal como a fines de marzo lo había comprometido el mandatario chileno para demostrar su operatividad, cuestionada por su par boliviano Evo Morales. 

«Para mí es una tremenda satisfacción demostrar a los chilenos, a los bolivianos y al mundo entero (…) que estamos nuevamente reinaugurando este ferrocarril que va a permitir facilitar el comercio de Bolivia y la integración entre Chile y Bolivia», dijo Piñera, al final de un trayecto que se extendió por un poco más de una hora, saludado en toda su extensión por cientos de ariqueños.

El estado del ferrocarril es motivo de divergencia entre los gobiernos de Santiago y La Paz, que acusa a Chile de «incumplir» sus obligaciones establecidas en el tratado de 1904, firmado 20 años después del fin de las hostilidades.

El funcionamiento del tren será previsiblemente también parte central de los argumentos tanto de Chile como Bolivia en la Corte de Justicia de La Haya, tras la demanda boliviana interpuesta a fines de abril en la que se pide obligar a Chile a negociar la restitución de su salida soberana al mar.

«Chile firmó el tratado de 1904 de buena fe y se comprometió a cumplir lo que ese tratado establecía. A lo largo de estos años, Chile ha cumplido fielmente los compromisos que adquirió», dijo Piñera. 

En su época, la construcción del ferrocarril significó toda una proeza de la ingeniería: se extiende por 440 km y por una trayecto de casi 30 km sube una imponente pendiente que obligó en su inicio la utilización en los vagones de cremalleras o cuña para ascender.

Desde su inicio, el ferrocarril fue concebido como de carga. En su momento de máximo esplendor llegó a transportar cerca de 300.mil toneladas al año, fundamentalmente minerales desde Bolivia y trigo chileno.

 Hasta 1996, ocasionalmente transportaba pasajeros, que fueron abandonando la ruta en paralelo con el desarrollo de carreteras que acortaron considerablemente los tiempos de viaje.   Hoy, por su lentitud -avanza a unos 20 km/hr- es impensable que vuelva a ser utilizado para el transporte de pasajeros.

Podría volver a llevar carga para alivianar el transporte que hoy se hace por carretera, aunque los costos de mantenimiento de la vía dos millones de dólares anuales atentan contra ese objetivo.   Por su innegable belleza y variedad de paisajes en la ruta que atraviesa, su mayor potencial pareciera estar en el turismo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas