El poeta Fabio Fiallo dijo a una marisabidilla que lo fastidiaba: Calla bachillera, que manos blancas no ofenden. De esa bachillera se perdió el nombre. Pero tres bachilleres hubo, de los cuales sus nombres se conservan. Ellos fueron: El español Sanzón Carrasco, el venezolano Mujiquita y el dominicano Conchita.
El bachiller Sanzón Carrasco es conocido en medio mundo, porque Cervantes lo puso en las cercanías de El Caballero de la Triste Figura, aquel que montaba en Rocinante y por escudero tenía a Sancho Panza. ¡Don Quijote! que fanático lector era de los libros de La Andante Caballería. Y que hasta de memoria se sabía las hazañas de Amadís de Gaula y de Palmerín de Inglaterra. Las cosas de Don Quijote eran únicas. En una posada fue atendido por dos mozas: La Maritorne y la Molinera. Él les exigió que por relacionarse con él, ya tenían que reclamar ser llamadas Doña Maritorne y Doña Molinera.
Don Quijote más hacia delante se encontró con el Bachiller Sanzón Carrasco, quien se empeñaría en desquiciarlo más, a base de burlas y rechiflas. Porque este bachiller pensaba que sabía y merecía más que Marcelino Menéndez y Pelayo.
Los bachilleres entonces constituían una clase muy especial. Juan Vicente Gómez amo y señor de Venezuela, hizo que le leyeran a Doña Bárbara. Y cuando acabó la lectura del libro, expresó: ¡Carajo! Ese bachiller sí que sabe, cómo es que se bate el cobre en el llano. Hizo que le buscaran al escritor, autor del libro.
Y a Rómulo Gallegos lo nombró diputado por el Estado Aragua. Gallegos para no ser cómplice de tan atroz tiranía… se fue de Venezuela.
En Doña Bárbara se relata que un doctor de nombre Santo Luzardo tenía en El Llano una hacienda de nombre Altamira. El quiso encargarse de ella. Y cuando llegó a su propiedad se enteró que de vecina tenía la finca llamada El Miedo y que la propietaria era doña Bárbara, La Cacica de Arauca alias la devoradora de hombres. Luzardo encontró problemas en las alambradas, quiso repararlas y visitó al Gobernador, el Coronel Ño Pernalete, que tenía de secretario al bachiller Mujiquita, quien había sido compañero de estudios de Luzardo. Éste captó que el bachiller Mujiquita temblaba de pies a cabeza. El bachiller le tenía miedo a Ño Pernalete y a doña Bárbara también. ¡Mala impresión la del doctor Luzardo! ¡Pobre bachiller Mujiquita!. Ahora presente dice: El bachiller Conchita Parahoy. En el año Treinta cuando surgió la candidatura del Brigadier de la Fortaleza Ozama, el bachiller Conchita escribía en los diarios de la época y se antojó de escribir que esa candidatura, no podía ser. Habló de una compra mañosa de unos fusiles hechas por el brigadier. Y se hizo eco de unos letreros que decían no puede ser, por ladrón de vacas. Al bachiller Conchita lo atraparon unos fantasmas de una agrupación que nombraban La 42-. Conchita se hizo férvido rezador. Conchita era amigo de F. Valenzuela y mío también. ¡Horror!