Tres expertos cuentan una historia de prevención

Tres expertos cuentan una historia de prevención

David Stevenson
Si usted es un entusiasta inversionista de acciones y un eterno optimista por naturaleza, como lo soy yo, sea cauto al emplear una hora o dos con Albert Edward de la Société Générale (SG). Puede ser altamente agradable en términos conversacionales, pero profundamente deprimente.

Edwards, un economista por entrenamiento, trabaja conjuntamente con el jefe de análisis cuantitativo Andrew Lapthorne y con el estratega Dylan Grice, y, en la década pasada, ellos se hicieron espectacularmente impopulares con ciertos estereotipos como resultado de sus predicciones de fatalidad para las acciones.

Y el problema es que, hasta el momento, ellos han estado en lo correcto. Las acciones han tenido unas pésimas décadas y los bonos se han mantenido tambaleándose aun en precios más altos, empujando los rendimientos aun más cerca de cero. Así, hace una par de semanas atrás, yo me reuní con el trío para preguntarles si ha llegado finalmente el momento de adoptar nuevamente las acciones.

La forma de ver la vida del equipo de Investigación de Activos Cruzados de la SG es simple: en las últimas décadas hemos asumido excesivas dosis de deuda, y las usamos para propulsar los precios de los activos. Ahora, esa burbuja ha explotado catastróficamente y nosotros estamos solamente en un ciclo de desapalancamiento que está pareciendo cada vez más deflacionario a mitad de una década.

De acuerdo a esta pesimista perspectiva, las acciones se mantendrán cayendo a medida que las proporciones precio/ganancias (p/e) se tambalean desde las altas decenas hasta los bajos simples dígitos. En esta nueva era glacial, la compresión de margen como es medida por la p/e será larga y dolorosa. En pocas palabras: de estilo japonés.

Tristemente, este mercado bajista multianual está lejos de terminar, de acuerdo a Edwards, que dice que todavía no estamos tocando fondo, sino donde estén las proporciones p/e en los dígitos simples.

Pero, ¿seguro que los bajistas deben estar impresionados por el reciente rebote económico? Aparentemente no. De acuerdo a Edwards: “Usted ha tenido el mayor estímulo de tiempos de paz, pero todavía hemos tenido la más débil recuperación. Las ventas finales están creciendo a un 1.5% al año dentro de la recuperación, y podrían estar creciendo a un 4%. Así que hemos tenido la más débil recuperación con el mayor estímulo y el estímulo está siendo retirado.

Edwards dice que no se requiere de un genio para trabajar con lo que sucederá el año próximo.

Mientras que para las acciones, su colega Lapthorne sostiene que, actualmente hay algunas señales de venta cíclicas (macroeconómicas) que son obvias, ya que los indicadores cíclicos comienzan a reimponerse y el mercado se está poniendo más débil”.

Mientras el crecimiento decae, los inversionistas pueden desengañarse de cualquier idea sobre que las acciones representan el valor bueno, él argumenta.

Pienso que si usted observa cualquier medición sensible, aunque sean a largo plazo como la Shiller p/e (una medición de la proporción p/e a largo plazo a 10 años), y el dividendo, entonces pienso que usted se encuentra en un campo caro (el de las acciones). Y yo pienso que usted está percibiendo un congelamiento real de los retornos en los próximos 10 años.

 “Si usted agrega el rendimiento de dividendos al mercado, el cual es de aproximadamente un 2%, y agrega un 1% de crecimiento real de dividendos, usted está cerca de un 3%. Cualquier otra cosa que usted consiga es de la expansión múltiple (aumento de las proporciones p/e), lo que realmente yo puedo ver sucediendo desde ese tipo de niveles”.

Para Lapthorne, Japón, como siempre, es el patrón. “La experiencia de Japón es que las ganancias sólo se vuelven una medida de valor completamente inútil, aún más con las ganancias adicionales, especialmente si usted está entrando en un mundo donde el macro-escenario es volátil”.

¿Si las acciones están lejos de estar en oferta, entonces qué sobre los bonos? ¿Seguramente deberán comenzar a bajar de precio? No, según Edwards. “Ellos se volverán mas sobre-valorados. ¿Entonces, los mantendría yo en una visión a diez años, o de cinco años? No, yo casi ciertamente lo haría, pero Japón sigue siendo el patrón. Si los rendimientos gubernamentales oscilan desde 3 hasta 2¾ usted comienza a obtener retornos totalmente formidables, y posiblemente ellos podrían dirigirse hasta debajo de un 2%.

El equipo de la SG calcula que estamos colgando del borde de otro precipicio con un nuevo ataque de venta fortuita, mientras la recesión de doble digito crea una fea perspectiva. Los bonos pueden mantenerse aumentado en precio y el efectivo será enormemente valioso, pero las acciones serán afectadas.

Paradójicamente, Edwards es justamente optimista sobre lo que puede venir, “sin embargo yo estoy bastante más optimista sobre la perspectiva a diez años para las acciones, de lo que he estado en los últimos diez años”.

Lapthorne sostiene que, actualmente hay algunas señales de venta cíclicas que son obvias, ya que los indicadores cíclicos comienza a reimponerse y el mercado se está poniendo más débil”.  Mientras el crecimiento decae, los inversionistas pueden desengañarse de cualquier idea sobre que las acciones representan el valor bueno, él argumenta.

Si las acciones están lejos de estar en oferta, entonces qué sobre los bonos? ¿Seguramente deberán comenzar a bajar de precio? No, según Edwards. “Ellos se volverán mas sobre-valorados. ¿Entonces, los mantendría yo en una visión a diez años, o de cinco años? No, yo casi ciertamente lo haría, pero Japón sigue siendo el patrón.

Las claves

1.  Perspectivas

Las acciones se mantendrán cayendo a medida que las proporciones precio/ganancias se tambalean desde las altas decenas hasta los bajos simples dígitos. En esta nueva era glacial, la compresión de margen como es medida por la p/e será larga y dolorosa. En pocas palabras: de estilo japonés.

2.  Su recuperación

Tristemente, este mercado bajista multianual está lejos de terminar, de acuerdo a Edwards, que dice que todavía no estamos tocando fondo, sino donde estén las proporciones p/e en los dígitos simples.

Bernanke lanza  alivio para mantener Estados Unidos a flote

Robin Harding

No se suponía que fuera de esta forma. Después de decenas de billones de dólares en rescates bancarios, cientos de billones en estímulo fiscal, y trillones más en compras de bonos por la Reserva Federal (Fed), la economía de Estados Unidos estaba supuesto que estaría arreglada.

Este podría haber sido el año del crecimiento, y además un firme crecimiento. Ben Bernanke, presidente de la Fed, tenía la intención de estar anticipando su premio como “el banquero central del siglo”, y que disfrutaría un bien ganado descanso. Pero no hubo tal suerte. El crecimiento se paralizó el verano; el desempleo está estancado en una penosa alza de 9.6%; y los principales precios de consumo, excluyendo alimento y energía, aumentaron por sólo 0.9% en el año hasta agosto, demasiado cerca de cero para ser comfort.

Como resultado, la Fed se está ateniendo, con considerable renuencia y no poca duda, a un último empujón.

Luego de su regular reunión en Washington la semana pasada, los que fijan las tasas de la Fed dijeron que estaban “preparados para proveer ajustes adicionales en caso de que necesitaran apoyar la recuperación económica”.

 Esto puede que no suene como una conversación de contienda, pero los mercados la reconocieron como tal, “estaremos comprando bonos en contra a menos que la economía mejore pronto”.

 Comprar bonos es una forma de alivio cuantitativo, así que su posible retorno rápidamente ha sido apodado “QE2”.

Mientras este retorno no es algo que la Fed quiere hacer, éste ha sido relegado gradualmente a un rincón. Los objetivos paralelos de la institución son conseguir un alto empleo y precios estables.

En los meses anteriores ésta ha fracasado en lograrlo. La Fed podría soportar esto si estuviera confiada de un fuerte crecimiento en los próximos años, y, para ser justos, ésta todavía piensa que hay una buena oportunidad para que la economía rebote.

Pero después de un verano de muy floja data, el riesgo de que ésta no se esté volviendo considerablemente intolerable.

El banco central no puede esperar ninguna ayuda. Con Larry Summers de salida, el equipo económico de la Casa Blanca en un estado de cambio, y el presidente Barack Obama cada vez más involucrado en las elecciones de noviembre, la Fed es la única organización en el país con la tentativa de propulsar la débil recuperación de América.

El anterior estimulo fiscal de Obama ya está también comenzando a disminuir, y en el año electoral los políticos han esfumado las oportunidades de alguno más.

La austeridad en Europa y la intervención del yen en Japón implican que la demanda extranjera es también improbable que proporcione un gran empuje. En pocas palabras, solo Bernanke puede actuar.

La pregunta es, si la Fed puede cumplir lo que se le pueda solicitar.

Mientras más activos la Fed compre, mayor la oportunidad de que cometerá un error, como por ejemplo provocar la inflación, y será más difícil venderlos tranquilamente cuando llegue el momento.

Inflación

La noción de una política para promover la inflación, sin embargo, queda fuertemente controversial. Bernanke se ha opuesto correctamente a la sugerencia de que la Fed pueda aumentar su objetivo tácito para la inflación desde un 2% hasta 4%, una política sugerida por el jefe economista del FMI, Olivier Blanchard, entre otros. Eso amenaza la muy ganada credibilidad de la Fed en controlar la inflación y podría hacer más daño que bien. Eso dice, que el punto del QE es para asegurar una inflación moderada en el futuro, antes que una caída en la deflación y la recesión. Si la Fed no adopta esas expectativas, entonces esto trastorna la política de su poder. Sin embargo, hay formas en que la Fed puede hacer esto. Esta podría prometer mantener la floja política monetaria en orden hasta que la economía crezca hasta cierto punto.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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