La práctica deportiva, además de los que ya conocidos y muy pregonados beneficios que produce en la salud física y mental del individuo, también contribuye al desarrollo de la habilidad de trabajo en equipo y conocer otras culturas.
Esta es una de las experiencias que viven los estudiantes del Instituto Iberia, en Santiago y los jugadores de futsal en estos Juegos Escolares.

El equipo de fútbol sala de la Zona Noroeste, con uniforme de color anaranjado, tiene a tres atletas extranjeros, oriundos de países tan lejanos como Camerún y Brasil y el vecino Haití. Frank Angong es un camerunés que llegó al país a principios de 2015 con su tutor, quien vino a ocupar el cargo de director deportivo del Cibao FC. Para este estudiante del Instituto Iberia, el parecido de República Dominicana con Camerún es mucho, “aunque aquí hay algunas cosas que son más avanzadas que en Camerún y África”.

Frank, futbolista en potencia que cursa el décimo grado, admira a Sergio Busquets, Xavi Torres y Andrés Iniesta, jugadores del Club de Fútbol de Barcelona, equipo con el que sueña jugar y desarrollarse como estrella del balompié.

Otro joven estrella es Herard Frantzety, de Haití, estudiante del segundo de bachillerato en el instituto Iberia, quien comenzó a jugar fútbol a los 9 años. Dice que cuando llegó aquí intentó practicar el béisbol, “pero yo no sabía ni siquiera como agarrar el bate”.

Herard, de 16 años, dice que en no más de cinco años, el país podría tener una selección nacional de fútbol que participe en las competencias internacionales con éxito.

Del sur de Brasil es que viene Alan Tomas de Oliveira. Llegó a República Dominiana, específicamente a Santiago, por el empleo de su madre.
Aprendió a jugar futsal a los 9 años, como parte de sus actividades extracurriculares, pero su meta es ser futbolista profesional y, lógico, ser parte de la selección de fútbol que más veces ha levantado la copa del mundo.