Tres guerras del futuro

Tres guerras del futuro

Una de las consecuencias de la globalización es que las guerras del futuro serán, como se ha previsto, con tendencia panistas y holísticas: serán abarcadoras de todo territorio y aspecto de la vida humana.

Con la desaparición de las ideologías y la apertura-captura de los mercados, y con la mundialización de los medios informativos, cibernéticos y mercadológicos, los niveles de conflicto y de corrupción a que hemos llegado demuestran el craso fracaso del Estado-sociedad, de sus sistemas y mecanismos institucionales, de los elementos formales e informales de la persuasión y el control social, de los cuerpos de seguridad y del orden público, y de las acciones diplomáticas y civilistas.

La guerra entre los grupos de interés hegemónicos del planeta será cada vez más abierta y desaforada, pero de manera principal, en el campo del conocimiento, la tecnología, y la información, con énfasis en la informática y la cibernética. Concomitantemente, la globalización de los mercados, de la comunicación, y el tráfico y la migración de personas, se aumentará parejamente con la propensión a adquirir nuevos gérmenes bacterianos. Nos encontraremos con microbios renovadamente capaces de mutar, simular y evadir nuestras defensas naturales y científicas.

En otro orden, otro tipo de guerra que se verá con más claridad en el futuro lo será la de las entidades espirituales, (Efesios 6.12) que habitan en los aires y en otras dimensiones o realidades. De esto se sabe muy poco, y hasta se piensa que cuanto más se ignore al respecto, más a salvo estaremos. Sucede con ello algo muy parecido a lo que ocurría hace siglos con los microbios. Moisés se adelantó a Pasteur unos 3,500 años. Como  nadie hubiera creído que seres invisibles (microorganismos) contaminaban los alimentos y contagiaban enfermedades, se obligó al pueblo mediante mandamientos divinos, para que aceptaran reglas de salud e higiene, como lavarse y apartar a los enfermos y poner en cuarentena a personas contaminadas.

En orden similar, pocos conocen acerca de la contaminación espiritual; ni siquiera se habla de la psicológica, aunque bastan segundos de exposición a una foto pornográfica para que una persona sea afectada, incluso, seriamente. Pablo predijo el SIDA en Romanos 1.27, hace 2 mil años. Lamentablemente, algunas actitudes pseudo científicas han decretado estos temas como inabordables, como decretaron ciertos extremistas y algunos soberbios, la inexistencia de Dios.

Estos tres tipos de amenazas  tienen en común el modus operandi: desde lo oculto, mediante fórmulas, conjuros, códigos y engramas; carecen de entidad física identificable o claramente observables; son simuladores, miméticos, y atacan al individuo sin que éste pueda defenderse; actúan cuando nuestras defensas están bajas, cuando nos descuidamos o les abrimos puertas. O cuando sobreestimamos nuestras fuerzas y resistencias y nos exponemos a situaciones de riesgo. ¿Hará falta otros tres mil años para darnos cuenta y para aprender a defendernos de estas cosas? Para muchos, mañana puede ser demasiado tarde.

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