Las herramientas: Ver, Juzgar y Actuar, que como método tuvo su origen entre principios y mediados del siglo pasado, cuando el sacerdote belga Joseph Cardijn, luego Cardenal, creador de Acción Católica y en vía de beatificación, se dedicó a luchar por los jóvenes, estableciendo esas tres reglas como las vías para el éxito, en todas las actividades.
En la carta encíclica del papa Juan XXIII sobre el desarrollo social de la doctrina cristiana, en 1961, sugería la importancia del método Ver-Juzgar – Actuar. Decía: “Es muy oportuno que se invite a los jóvenes frecuentemente a reflexionar sobre estas tres fases y a llevarlas a la práctica en cuanto sea posible.
Así, los conocimientos aprendidos y asimilados no quedan en ellos como ideas abstractas, sino que les capacitan prácticamente para llevar a la realidad concreta los principios y directrices sociales”. Más recientemente el papa Francisco expresó: “Necesitamos discípulos que puedan Ver, Juzgar, Actuar”.
Ver, Juzgar y Actuar es un método que podría definirse como garantizado. Muchas personas las ponen en práctica en sus actividades cotidianas. Por intuición o pura lógica. Pero hay áreas en las que debería ponerse más atención a estos principios.
Por ejemplo: normalmente los médicos necesitan ver a los pacientes. Conocerlos. Escuchar sus molestias o problemas. Los examinan e indican análisis. Luego de conocer.los resultados, entonces hacen su diagnóstico. Recomiendan lo que entienden necesario. Incluso en muchos casos los
facultativos ofrecen alternativas para combatir los padecimientos.
En otros aspectos, sobre todo cuando los efectos se reflejan o tienen consecuencia, no solo en una persona, sino en una colectividad o en una nación entera, es donde se recomienda poner más atención a las herramientas de: Ver, Juzgar y Actuar.
Porque nunca será igual lo que pudiera verse de lejos o a distancia que conociendo la realidad. Y me refiero a los gobiernos.
Por más sinceros que pretendan ser los funcionarios que salen, y las realidades que expongan, jamás será igual a las que vean los que entren. Eso ha sucedido siempre.
En casos en que un presidente sustituye al de su mismo partido como cuando ha sido de un partido contrario.
Por esas razones, lo más prudente es darle el tiempo requerido a los funcionarios entrantes para que palpen la realidad. Que conozcan a fondo lo que hay. No la que escucharon o les dijeron, sino la que vean.
Y una vez conocida la realidad en toda su magnitud; lo que se veía y lo que no se veía; lo que se entendía de una manera y resulte de otra; si la situación encontrada amerita medidas más enérgicas que las que se pensaban, entonces actuar. Porque según el Método de Jordijn, primero hay que ver y juzgar.
Así que, no es recomendable demandar desde ahora acciones a un Presidente y a un gobierno que todavía no ha llegado. Que no ha visto ni juzgado. Luis Abinader no bajó de la loma con un fusil en las manos. Encontrará un país con grandes problemas y en medio de una pandemia.