Tres inauguraciones, y nada

Tres inauguraciones, y nada

HAMLET HERMANN
«Ladrones cargan con postes en avenida Jacobo Majluta.» Ese fue el encabezado de la noticia publicada en un diario matutino de días recientes. Dentro del texto de la información periodística se hacía constar que en esa vía «han sido robados más de 50 postes, con cables y bombillas incluidas, valorados en 20 millones de pesos (casi 700 mil dólares). Ya antes otros cacos se habían robado los transformadores y las lámparas del recientemente inaugurado puente Juan Bosch».

Para los dominicanos esta es otra noticia que nada sorprende. Y es que vivimos en un país en el que los banqueros son quienes asaltan los bancos desde dentro, los policías se apropian de los vehículos ajenos, los funcionarios se otorgan contratos a sí mismos y personas sometidas a la acción de la justicia son encargadas de combatir la corrupción. No obstante, todo lo inconcebible del párrafo anterior, lo tomamos como algo natural y predecible en este país patas arriba. Así las cosas, sabemos por anticipado que los ladrones no van a ser capturados y, si por obra y gracia de Benedicto 16 el ministerio público los atrapa, puede asegurarse que la justicia los pondrá en libertad. No es que falte confianza en las autoridades judiciales, sino que ya se perdió toda esperanza en ella. No obstante, este robo de los postes es sólo parte del sainete trágico al que ha estado sometida esa avenida desde que Balaguer le dio el contrato de grado a grado a uno de sus acólitos hace diez años. ¿Qué se robaron los postes valorados en 700 mil dólares? ¿Y cuánto distrajeron los diversos contratistas de esa obra que ha sido inaugurada dos veces y ya va para la tercera inauguración sin que haya rendido las funciones para las que fue diseñada?

Empecemos por el más reciente de los saqueos que ha sufrido dicha avenida para tratar de establecer las responsabilidades, las negligencias y las complicidades envueltas en cada período gubernamental. Puesto que la Jacobo Majluta está todavía en reparación, puede asegurarse que no ha sido «entregada» al público ni al municipio al que pertenece para su uso. Siendo así, es la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones la entidad responsable de las propiedades que allí se coloquen hasta que finalice este proceso. Es a Obras Públicas y a su supervisor a quienes les toca exigirle a sus contratistas que esos postes estén en su lugar y funcionando, no sólo hasta la tercera inauguración que por ahí viene sino hasta que expire la garantía que no puede ser menor que un año calendario luego de recibidos los trabajos.

El ministro de Obras Públicas peca por ingenuo cuando describe que para robarse esos postes hacen falta equipos pesados y una «banda organizada». Hay que estar de acuerdo con esa ingenuidad aunque también hay que preguntar si en esa obra no hubo vigilantes nocturnos o diurnos de los contratistas, de los supervisores o de Obras Públicas. ¿No transitó vehículo o peatón alguno por esa vía mientras «50 postes con cables y bombillas incluidas» fueron desmontados, cargados en grandes camiones y transportados a la vista de todos? ¿Existe la posibilidad remota de que tanto las grúas como los camiones tuvieran emblemas oficiales y estuvieran «franqueados» por militares y policías? ¿Habrá tenido ese montón de postes alguna numeración específica que permitiera investigar quiénes compran ese tipo de mercancía y evitar que los mismos sean utilizados en otra obra gubernamental?

A todas luces la responsabilidad oficial se convirtió en negligencia que podría convertir este caso en algo que los abogados llaman «cuasidelito». El descuido es evidente porque los postes, supuestamente, se colocaron y después fueron descolocados gracias al «mirar para otro lado» de los responsables de esa obra.

Desde ya tememos que pocos van a dar la cara por este otro delito contra la avenida Jacobo Majluta. A muy pocos se les va a pedir cuentas. ¡Ah, pero si a algún funcionario se le ocurre profundizar en estos robos, le recomiendo por favor no olvidar que gracias a ineptitudes y a indelicadezas de varios, esa obra ha sido inaugurada dos veces sin que sirva para algo mientras ha servido para enriquecer pasados funcionarios y a sus contratistas de grado a grado. Esto así, preparémonos para la tercera inauguración de la avenida Jacobo Majluta, y ojalá pueda alguien transitar por ella, porque a las tres es la vencida.

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