“Hay una abrumadora evidencia que indica que no puedes comenzar a lograr lo mejor de ti a menos que hayas establecido algún sentido para tu vida”.
Henry J. Kaiser
La vida sin propósito no tiene sentido. La vida que tiene sentido es apasionada. La pasión es el amor convertido en acción, el fuego que nos lleva a expresar quiénes realmente somos. Para mi, la misión de vida es lo que llena la vida de propósito. Es lo que nos sintoniza con nuestra naturaleza espiritual.
Con frecuencia, el reconocimiento -y realización- de nuestra misión está afectado por la manera en que miramos la vida. La manera en que miramos nuestra vida determina nuestro destino. La forma en que vemos las cosas influirá en cómo empleamos el tiempo, el dinero y el talento que tenemos. También determina nuestras expectativas, valores, relaciones, metas y prioridades.
El psicólogo Víctor Frankl dijo: “Cada uno tiene su vocación o misión específica en la vida. Cada cual tiene que llevar a cabo una tarea concreta que exige cumplimiento. Nadie puede ser remplazado para que otro realice su misión. La tarea de cada uno es tan única como específica la oportunidad para realizarla”.
Estas tres claves te ayudarán a prepararte mental, emocional y físicamente, para alcanzar la misión para la cual has sido creado.
1) Sé agradecido
El Filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore dijo: “Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene”. Todo lo que es, tiene una utilidad. Ninguna cosa que te haya ocurrido está carente de sentido. En muchas ocasiones, la utilidad de nuestras experiencias se revela por vía del agradecimiento.
Haz una lista de gratitud. De este modo, reconoces que vives tu propia creación. Agradecer las lecciones que tú mismo te has asignado aprender, te dará la energía necesaria para ver el sentido de aquello que vives. Lo que pones en esta lista te proporcionará fuerzas para emprender -y sostener- las acciones que elijas. Durante 40 días, haz una lista diaria de 5 cosas que agradeces. Por ejemplo:
· Agradezco tener un trabajo que me gusta.
· Agradezco el agua que me purifica por dentro y por fuera.
· Agradezco todas mis relaciones.
· Agradezco gozar de buena salud.
· Agradezco la voz que me permite compartir mis pensamientos..
2) Diseña la vida que deseas
Siempre digo a mis clientes: “Si deseas encontrar tu misión, visualiza tus deseos, tus sueños ¡y cúmplelos!”. Mi recomendación es que escribas dónde quieres estar, con quiénes te ves acompañado, qué estás haciendo en cada área de tu vida y cuáles recursos, fortalezas, habilidades y acciones te ayudan a lograrlo.
Cuando lo redactes, hazlo lo más claro y breve posible. De este modo tendrás esbozado tu sueño. Es común sentir cierto bloqueo mientras lo haces. Enfócate sólo en lo que deseas, desechando cualquier pensamiento acerca del cómo ocurrirá. El cómo es una expresión de tu resistencia, bloqueo o limitación. Es el “pero…” que no te ha permitido experimentar tu misión.
Considera las siguientes áreas:
- Familia/amigos
- Relaciones de pareja
- Dinero/finanzas
- Salud/bienestar
- Trabajo/carrera
- Espiritualidad
- Diversión/entretenimiento
- Cuidado personal
- Aprendizaje/estudios
- Otras áreas
3) Haz el mapa de viaje.
Planifica y despliega tus acciones en el tiempo para trazar la ruta que seguirás hasta cumplir tu propósito. Ubicar las acciones por realizar te dará una idea mental más clara, de cuál es el camino que vas a transitar. Esto te ayudará a comprometerte y mantener el entusiasmo, porque sabrás qué esperar, qué ajustes hacer, y qué cambiar.
Las acciones pueden ser pequeñas, pero importantes para mantenerte disponible para la realización de tu misión. Por ejemplo, si estás enfermo todo se retrasa en tu vida. Algunas acciones para tener energía pueden ser: comer saludablemente, tomar suficiente agua por día, hacer una hora de ejercicios tres veces por semana, y escuchar al cuerpo.
Un proverbio irlandés reza: “El que fracasa al planear, planea fracasar”. Asegúrate de elegir acciones que te lleven a su ejecución. Si he elegido “tener buena salud”, hacer una hora de ejercicios tres veces por semana es una acción clara, concreta, temporal, alcanzable y medible.
Por último, te invito a que tengas fe en tu misión, ¡aunque ni siquiera la conozcas! Saber que has sido creado con dones únicos para realizarla, llenará tu vida de color, calor, y significado. Además, te proporcionará determinación y valor para seguir adelante más allá de las dificultades. Tal como expresó Mahatma Gandhi: “Ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión”.