Número 1: La Policía Nacional está plagada de agentes que no califican técnica ni moralmente para ejercer sus funciones de protección y defensa a la ciudadanía.

Número 2: Precisamente y por desgracia, la eficiencia del cuerpo policial no dependerá nunca del número de sus miembros, porque no es cantidad, sino la calidad de sus integrantes que deberían estar académica, científica y técnicamente preparados para combatir el crimen y defender a la ciudadanía.

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Y número 3: Es imposible lograr el cumplimiento del deber y honestidad de los policías si ellos conocen del poder y la influencia en resortes de la criminalidad criolla que tienen oficiales y algunos jefes de departamentos, asociados con cabecillas de bandas de delincuentes con recursos para desafiar a policías que temen perder la vida a manos de sicarios, atracadores y narcotraficantes a cambio de un salario que no puede competir con los sobornos de los delincuentes.

Si no se combate la corrupción de alta gama asociada a la delincuencia y criminalidad, muchos policías seguirán siendo puente entre unos y otros.