Tres tormentas en un anti-cumpleaños

Tres tormentas en un anti-cumpleaños

Karina Pereyra

“Una gran tormenta es como un día soleado para una persona de gran fe.

Un viento suave es como una gran tormenta para una persona de gran miedo”.

Matshona Dhliwayo

Luego de cumplir 50 he vivido un maravilloso tiempo, y estoy muy agradecida por eso. Este año cumplí 55 y celebré durante todo un mes, ¡fue grandioso! Mi entusiasmo fue que tal que me llevó a planear la celebración de mi anti-cumpleaños. Tal vez estarás pensando, ¿Anti qué? ¿De qué rayos habla Karina?

La verdad es que este evento no es muy conocido. Pocos astrólogos toman en cuenta el momento en que nos encontramos justo a medio camino entre el cumpleaños actual y el futuro cumpleaños. El anti-cumpleaños ocurre a los 6 meses del día del cumpleaños, cuando estamos a 180° del sol natal (en el signo opuesto). Este tiempo es ideal para impulsar metas y proyectos, pues potencialmente estamos más completos.

Realizar actividades distintas a las de la agenda suele ser extremadamente estimulante para mí. Escogí irme de vacaciones el mes de agosto. Hacer una pausa de la rutina aporta una inmensa riqueza personal, tanto a nivel mental como emocional. El escritor estadounidense de comedia Robert Orben dice “En unas buenas vacaciones no tienes nada que hacer y tienes todo el día para hacerlo”.

Como nací el 24 de febrero, mi anti-cumpleaños (24 de agosto) sería parte de las actividades del viaje. Lo que no podía sospechar en ese momento es que me encontraría impactada internamente por tres significativas tormentas, que me pondrían a reflexionar en el tiempo que he vivido.

Siempre me han fascinado las tormentas. Pienso en cómo las vivieron los hombres del pasado, sin el conocimiento y la protección que ahora disfrutamos. Contemplo el agua caer con empatía y reverencia. Salí de Santo Domingo con las fuertes lluvias de la tormenta Fred, la sexta tormenta tropical de este año en el Atlántico. 

Para algunos, una tormenta es una descarga de atemorizantes truenos en un cielo oscuro y lluvioso, iluminado ocasionalmente por imponentes rayos. El día anterior habían cancelado los vuelos, por los fuertes vientos de 55 kilómetros por hora de Fred. La llegada al aeropuerto demoró tanto, que llegué pocos minutos antes de que cerraran el vuelo.

Curiosamente, la palabra “tormenta” se usó para nombrar una eficaz arma de guerra llamada “tormentum”, muy parecida a la catapulta. En latín “tormentum”, significa “suplicio” o “sufrimiento”. El arma lanzaba una lluvia de proyectiles o fuego sobre sus objetivos, haciendo que sus víctimas vivieran un tormento. 

Más tarde, se usó la palabra “tormenta” para nombrar las condiciones climáticas, en las que hay una perturbación violenta de la atmósfera, que incluye fuertes vientos y precipitaciones, provocada por la coexistencia de dos o más masas de aire de diferentes temperaturas.

El pintor neerlandés, Vincent Van Gogh, uno de los principales exponentes del post-impresionismo decía que “los pescadores saben que el mar es peligroso y la tormenta terrible, pero nunca han encontrado en estos peligros una razón suficiente para permanecer en tierra”. El periodista estadounidense Sebastian Junger se inspiró en un hecho meteorológico real para escribir la novela “La tormenta perfecta”, llevada al cine por el director Wolfgang Petersen. 

El relato trata la experiencia de unos pescadores que presionados por una complicada situación económica deciden ir a una zona peligrosa, pero con abundancia de peces espada. Los hombres se encuentran con dos tormentas (una de frío y otra de calor), mostrando todos los sinónimos de tormenta: desgracia, calamidad, desdicha, fatalidad, adversidad, desventura, tristeza, desastre, infelicidad o infortunio.

La segunda tormenta que me acompañó fue Henri en New York. Tenía muchas ilusiones de encontrarme en la ciudad con un grupo de Lovers (así es como llamamos a los egresados del programa Love Vision). Habíamos acordada la reunión para el domingo 22. El sábado en la noche, millones de habitantes en Long Island y el sur de Nueva Inglaterra fueron advertidos de marejadas costeras, crecidas de ríos y canales, caída de árboles y cables eléctricos.

Un sonido insistente y estridente que no reconocía me estremeció cerca de la medianoche. Creía que era una alarma del apartamento. Luego pensé que era un intercom del edificio. Como las demás personas dormían, no sabía que hacer. A las 2:00 am me dí cuenta que era un mensaje que las autoridades enviaban a mi celular, advirtiéndome que me quedara refugiada donde estaba. ¿Te das cuenta lo llamativo que era esto para mí?

Esa noche, cerca de 60,000 personas que asistieron al concierto Homecoming en el Central Park, fueron forzados por la policía a regresar a sus casas a mitad del show. La actividad era la celebración del regreso de los grandes eventos, luego de las restricciones causadas por la pandemia. Cientos de vuelos fueron cancelados en los aeropuertos del área de Nueva York. Desde Boston hasta Nueva York la tormenta dejó sin electricidad más de 120,000 viviendas y comercios. 

Creí que tal vez no celebraría mi anti-cumpleaños tal como lo había planeado, pero como expresó el poeta y pintor libanés Khalil Gibran “por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. El día 24 estaba recorriendo la ciudad acompañada de mi hija Shalima y mis nietos Erick Leví y Erick Elí (en la panza de su madre)¡con un sol espléndido! 

Siempre es recomendable dejar que lo que es, sea. Lo que surge en el este, pasa al sur para llenarse. Si lo permitimos, pasa al oeste para menguar y en el norte se va a la no-forma para dar paso a algo nuevo. El cantante de música country estadounidense Gary Allan expresa la impermanencia de los sucesos al decir: “cada tormenta se queda sin lluvia, al igual que cada noche oscura se convierte en día”. 

Había logrado poner en un buen lugar los acontecimientos relacionados con mi anticumpleaños y las tormentas, hasta que la tercera tormenta me recibió en San Agustín. El vuelo fue turbulento, pero desconocía que había anunciado un mal tiempo. Cuando mi hijo Julio me fue a buscar al aeropuerto de Jacksonville me dijo que la Florida esperaba a la tormenta Fred.

Según los expertos la zona sería impactada por el lado derecho de la tormenta, mejor conocido como el “lado sucio”, por ser el de los vientos más fuertes. Por esta razón los meteorólogos no bajaban la guardia. La madrugada de mi primer día visitando la ciudad más antigua de los Estados Unidos estuvo coronada por rayos, truenos y fuertes lluvias. 

¿Cómo ignorar esta tercera señal? Estaba hospedada en Villa 1565 (en honor al año de fundación de la ciudad), un hermoso lugar de arquitectura española propiedad del jefe de mi hijo. En el año 1565 Pedro Menéndez de Avilés reclamó la Florida de manera oficial en nombre de España, ante la perplejidad de los nativos timucuanos.

Me asomé a la ventana de la habitación que ocupaba y la imagen impresionante de “El Viejo Senador” estremeció todo mi cuerpo. Ese es el nombre del árbol de más de 600 años, considerado el residente más antiguo de San Agustín y que estaba justo frente a mí, un roble sagrado que fue testigo de la llegada del conquistador español Ponce de León. La luz fugaz de los rayos en una noche de tormenta lo hacían lucir aún más majestuoso e imponente. Me emocioné.

Según el «Monumental Trees», el «Viejo Senador» tiene una circunferencia de más de 21 pies y una altura superior a los 56 pies. Para la sabiduría ancestral nativa americana, los árboles son hermanos de los hombres. A través de sus raíces, recogen toda el conocimiento de la Tierra. Son una especie de biblioteca para uso de la humanidad. 

El pensamiento del filósofo y neurocientífico californiano Sam Harris llegó a mi mente: “No estás controlando la tormenta, y no estás perdido en ella. Eres la tormenta”. ¡Claro! ¿Cómo no lo había visto? ¡Yo soy tormenta! La pregunta ahora era: ¿qué parte de mi eligió la tormenta para celebrar mi anti-cumpleaños número 55? 

Uno de los significados bíblicos de la tormenta es la “majestad divina”. Aunque el libro sagrado del cristianismo excluye toda resonancia con los ritos paganos (especialmente los cultos de fecundidad), la tormenta conserva todavía su sentido, que proclama la grandeza del Creador. ¡Es su voz!

En el Salmo 29 (Salmo de David) dice:

“Tributen al Señor, seres celestiales, tributen al Señor la gloria y el poder. 

Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso. 

La voz del Señor está sobre las aguas; resuena el trueno del Dios de la gloria; el Señor está sobre las aguas impetuosas. 

La voz del Señor resuena potente; la voz del Señor resuena majestuosa. 

La voz del Señor desgaja los cedros, desgaja el Señor los cedros del Líbano;  hace que el Líbano salte como becerro, y que el Hermón salte cual toro salvaje.

La voz del Señor lanza ráfagas de fuego; la voz del Señor sacude al desierto; el Señor sacude al desierto de Cades. 

La voz del Señor retuerce los robles y deja desnudos los bosques; en su templo todos gritan: ¡Gloria! 

El Señor tiene su trono sobre las lluvias; el Señor reina por siempre. 

El Señor fortalece a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con la paz”. Aún estoy de vacaciones. Tengo la confianza de que llegaré a RD con la respuesta. Por ahora me quedo con esto.

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